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Foto del escritorSilvia Resa López

Tu jefe interno

Trabajar es una acción fundamental en la vida de las personas; nos aporta beneficios tales como el aprendizaje no sólo en el ámbito profesional, sino también humano. Puede ser nuestro propósito, especialmente si está unido a lo que consideramos nuestra vocación. No obstante, hay ocasiones en las que lo que debería ser un motor de crecimiento nos lleva a enfermar; ¿qué es lo que pasa en la relación que mantenemos con nuestra actividad laboral? ¿cómo podemos confrontar las tensiones que surgen con los compañeros? ¿y en la relación con nosotros mismos? ¿dónde se sitúa tu jefe interno?



Desde hace al menos dos lustros, las organizaciones han empezado a prestar atención a un elemento determinante en la marcha de la empresa, que afecta no sólo a su nivel de productividad, sino especialmente a lo que ya se considera su principal activo: el capital humano.


En sus respectivos “departamentos de personas”, tal y como prefiere denominar la sección de recursos humanos la coach Vanessa Sánchez, profesionales especializados en el bienestar emocional se ocupan de factores clave, tales como el establecimiento de un clima de confianza, la conexión entre el equipo y el propósito de la compañía o favorecer la escucha activa para conocer cuáles son las motivaciones del grupo.

“Los equipos son sistemas vivos”, dice la psicóloga, especializada en Coaching de las Organizaciones, Vanessa Sánchez; “y en ellos ha de existir el propósito de ayudar y compartir en el puesto de trabajo”´


Bienestar de equipo


Hace tiempo estuve colaborando como periodista freelance en un diario económico de ámbito nacional. Allí me ocupaba de los temas relacionados con el sector de gran consumo. Aunque era colaboradora externa, pasaba muchas horas en la redacción, donde llegué a establecer un vínculo importante con mis compañeros no sólo de sección, sino del resto del periódico.


Hasta tal punto me volqué en mi dedicación, que muchos creían que estaba contratada a tiempo completo. Ya entonces me di cuenta de la conexión que teníamos los periodistas; pero es ahora, cuando echo la vista atrás, cuando soy capaz de reconocer lo afortunada que fui al formar parte de un equipo de personas tan estupendo. Guardo un grato recuerdo y estoy por ello agradecida.


Claro que no siempre los escenarios laborales son tan idílicos, pues existe un factor de riesgo psicosocial generado a veces por la gestión de las emociones.


“La actividad laboral no sólo tiene un valor instrumental para satisfacer las necesidades del individuo, sino que también cuenta con un valor intrínseco, a partir de los aprendizajes o del establecimiento de vínculos amistosos”, dice Isabel Cerro, psicóloga especializada en Seguridad y Salud en el Trabajo; “debería ser fuente de crecimiento, aunque observamos que el trabajo en todas sus modalidades genera una exposición a riesgos diversos”

Según esta experta, tales contingencias se producen a partir de las interacciones entre el trabajador y sus compañeros, en relación con su propia situación laboral y también en la que establece consigo mismo.


“Si el trabajador logra responsabilizarse de su relación consigo mismo, podrá mejorar la gestión de las emociones, de los pensamientos o de su propósito de vida, por lo que mejorará su afrontamiento ante las situaciones de tensión que se presenten en el día a día”, dice Isabel Cerro, que destaca algunos de esos retos que pueden surgir en el entorno laboral: “cambios en las condiciones de trabajo, tensiones en los equipos, determinados estilos de liderazgo que maltratan, siendo esta última una de las condiciones que provocan una mayor exposición al riesgo psicosocial”.



Partir de uno mismo


“¿Cómo gestionar las emociones en el entorno laboral?”, se pregunta Macarena Sierra, Enterprise Coach en Smart Minds, durante una presentación reciente para la organización UNO Logística; “lo primero es hacerlo con nosotros mismos, ya que solemos reflejar en los demás lo que llevamos dentro”


Esta proyección de los estados de ánimo puede confrontarse mediante las herramientas contenidas en la llamada Inteligencia Emocional: “la IE es autoconocimiento, autocontrol y motivación, especialmente la propia”, dice Sierra, que añade otros dos elementos, como son la empatía y las habilidades sociales. “La empatía supone sintonizar con la emoción del otro y con su situación, que ya conozco de mi propio pasado”; “los grupos también tienen emociones, las cuales se contagian, siendo aquí donde radican las habilidades sociales a las que me refiero”




Para esta experta, el perfil actual de líder o jefe de la organización “ha de cambiar, aprendiendo habilidades relacionadas con el cuidado de los trabajadores”

Volviendo de nuevo al jefe interno que todos llevamos dentro, Isabel Cerro propone el entrenamiento en el autocuidado: “se trata de poner límites, de tomar las decisiones oportunas para mantener el equilibrio entre las exigencias derivadas del trabajo y del bienestar”. Es así como la persona “estaría haciendo prevención primaria de riesgo psicosocial, como un mecanismo de anticipación”.


Por lo que respecta al líder, “cuando la persona se encuentra fortalecida internamente, implica que va protegida, por lo que maneja el estrés y es capaz de ejercer el liderazgo en condiciones favorables”.


Reglas de oro


¿Por dónde empezar a autocuidarnos en el entorno laboral? ¿los líderes deben aplicarse también los mismos tips? ¿se trata de un entrenamiento que puede favorecer nuestro bienestar en otros ámbitos, como el familiar o social?


Basándonos en los criterios de Isabel Cerro y de Macarena Sierra, desde el Coaching te proponemos una reflexión a partir del siguiente decálogo:


  • Autoconocimiento. La coach Macarena Sierra propone seguir un diario en el que registrar qué hemos sentido, en qué momento, por qué y cómo lo habríamos hecho de otro modo en esa misma situación. “De esta forma, podremos darnos cuenta de esa emoción, ponerla en foco y así poder confrontarla, tras su identificación”, dice Isabel Cerro, para quien es fundamental “trabajar sobre la cadena de pensamientos, lo que hace esta técnica idónea para cualquier situación, no sólo el laboral”.

  • Autocuidado. Isabel Cerro considera que no practicar el autocuidado nos puede llevar a “riesgos tales como el perfeccionismo, el afán de protagonismo, el intento de agradar a los demás, o ayudar a construir a costa de nuestra propia salud y bienestar”.

  • Relación con las emociones propias. La psicóloga Isabel Cerro considera importante el hecho de blindarse con recursos internos para recuperar el equilibrio, “cuando las exigencias laborales nos saquen del centro” Nos propone hacer una cadena de eslabones de papel circulares, donde cada pieza “representa las emociones que van surgiendo ante una actitud del jefe”

  • Relación con las emociones ajenas. Ante un mensaje del jefe, pueden surgirnos pensamientos del tipo: “otra vez me lanza esas expresiones, otra vez me maltrata, nada lo satisface, va a criticarme”. Isabel Cerro nos propone interceptar los eslabones que representan tales expresiones con un eslabón de color blanco, que representaría un pensamiento distinto. La compasión empática nos lleva a considerar qué le pasará a esa persona, o qué le habrá ocurrido; “es justo lo que se necesita para apartarse de la emoción de ira, lo que te permite distanciarte de la emoción y decidir qué hacer, alejando la emoción, con su efecto liberador”.

  • Escucha activa. Para Macarena Sierra la escucha activa significa estar presente. Es uno de los tips recomendados para los líderes, que se ha de acompañar de la observación activa “todo es información acerca del estado emocional de la persona que forma parte del equipo, desde la postura, la forma en que está sentado, las posibles incongruencias paraverbales como el tono de voz, la cadencia, si mira o no a los ojos”

  • Motivación. Otra de las habilidades del líder, pero también en el ámbito interpersonal; “motivar a través del propósito, identificarlo y transmitirlo al equipo; es una forma de retener el talento de los grupos”, dice Macarena Sierra.

  • Fortalecer la creatividad. Tanto en el ámbito del grupo de trabajo, como en el plano personal, la creatividad promueve la innovación, pero también la autoconfianza.

  • Cuidar la comunicación. Macarena Sierra, de Smart Minds, propone “dirigirse al equipo de forma clara, sencilla y asertiva”. En el ámbito individual, también es preciso que “nos hablemos bien”. Desde el Coaching te invito a utilizar el lenguaje positivo.

  • Gestionar el conflicto. Cuando se gestiona el conflicto “eres tú quien maneja, quien gestiona la emoción, consiguiendo estados de serenidad”, dice Isabel Cerro; “por ejemplo, puedes elegir qué hacer con esa emoción, cómo vivir con ella; empatizar con la persona y no con lo que verbaliza, hacer respiración consciente o cambiar la postura”.

  • Fomentar el reconocimiento y el agradecimiento. Reconocer y agradecer son dos habilidades que podemos entrenar, empezando por nosotros mismos. Te invito a que pienses en aquello que mejor se te da, en lo que eres brillante. ¿Reconoces tu genialidad? ¿Estás agradecido por ella? En cuanto a tu relación con los demás, ¿reconoces lo que los otros hacen bien? ¿cómo se lo agradeces?



Son tips que pueden favorecer nuestra autoconciencia, nuestro rol como jefe interno asertivo, compasivo y equilibrado, en armonía. Y recuerda que en el otro lado, tal y como nos dice la psicóloga Isabel Cerro, “las estrategias de afrontamiento inadecuadas de la emoción, dependiendo del tiempo de exposición e intensidad con que se presenta, pueden producir enfermedades como el trastorno mixto de ansiedad y depresión, de adaptación o de ansiedad generalizada”.



¡Feliz Autoliderazgo! ¡Feliz Coaching!


Y recuerda que…

  • El trabajo nos hace aprender y nos produce bienestar emocional, sobre todo si está enlazado con nuestra vocación

  • En las relaciones que establecemos con los compañeros pueden existir tensiones que provoquen malestar emocional

  • Casi todo parte de nosotros mismos, de forma que lo que vemos en los demás es lo que nosotros proyectamos

  • ¿Reconoces lo que los otros hacen bien? ¿cómo se lo agradeces?

  • Uno de los entrenamientos para ser un buen jefe interno parte de mantener una buena comunicación con nosotros mismos: te propongo que te hables bien, con palabras positivas

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