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  • Foto del escritorSilvia Resa López

Sanar la casa enferma

¿Conoces la diferencia entre la casa y el hogar? ¿Sabías que su estado guarda una relación estrecha con el interior de cada una de las personas que la habitan? ¿Hay zonas de tu hogar en las que te sientes incómoda? ¿Crecen tus plantas bien en cualquier parte de tu casa? ¿Hay hormigas o cucarachas? ¿Algún grifo gotea? ¿Has visto moho en alguna esquina? Desde el Coaching te propongo aprender a identificar los síntomas de una casa enferma y cómo sanarla



Una de mis amigas tiene una casa muy bonita, distribuida en varias alturas y espaciosa. Me ha invitado varias veces y hemos compartido momentos estupendos allí.

Hasta hace unas semanas sólo había conocido la planta baja, donde tiene un vestidor de ensueño, un gimnasio y una bodega, así como la entreplanta, donde están situados dos salones, uno de los cuales da a un jardín de cuento, el comedor, la cocina y una entrada amplia y preciosa.

Sin embargo, en una de mis visitas me mostró la planta superior, donde se encuentran los dormitorios, los baños y el despacho. Nada más subir, tuve una sensación de acogimiento increíble, era realmente el hogar.

Mentalmente, comparé la entreplanta y el piso superior, dándome cuenta de que abajo no se estaba tan cálido como arriba, a pesar de no tratarse de una cuestión de temperatura, pues hablo de calidez, como si la casa de mi amiga me abrazara al estar en su parte más alta.

Salí de allí convencida de que Susana y su familia habitan una casa sana, viven en un hogar saludable.


“Es preciso distinguir entre la casa, que es el espacio material y el hogar, que es algo más íntimo”, dice Marisela Márquez, coach Transformacional; “la primera puede ser un coche, la habitación de un hotel, incluso la oficina, mientras que el hogar es donde reside el fuego de la familia, la unión de todos los que lo habitan”.

Esta terapeuta ha ofrecido una clase magistral hace dos semanas, “Ordeno mi hogar”, para ayudar a identificar cuándo una casa está enferma y qué se puede hacer para sanarla.



Lo primero, identificar los síntomas


¿Qué es lo que distingue una casa enferma de otra sana? “cómo se encuentre una casa tiene que ver con el estado interno de las personas que la habitan”, dice Marisela Márquez; “si por ejemplo tengo unas toallas desgastadas, que no cambio por otras nuevas, puedo preguntarme por qué permito que estén desgastadas, ¿acaso merezco una toalla vieja? ¿cómo es que gasto mi dinero en un regalo para mi jefe, en vez de cambiar mi ajuar?”

La coach pone otros ejemplos: “si pido que me ayuden a recoger la mesa, esto crea una relación de incertidumbre e incomodidad, puesto que la casa es responsabilidad de todos los que la habitamos”; “los demás también estarán incómodos, pues seguramente preferirán estar con el móvil, o simplemente se sentirán cansados; es decir, en este caso, no hay una relación que permita mantener el orden en el hogar entre todos los que lo componen”.


¿Cuáles son los síntomas de una casa enferma? Marisela Márquez enumera los siguientes:


  • Energía disfuncional, equivocada. Impide vender o alquilar una casa; “algo está mal en nosotros, como puede ser una falta de confianza; en este sentido, no la vendo pero en el fondo es que me recuerda a mis padres”.

  • Área en la que las plantas se mueren porque “algo genera una falta de vida”.

  • Zonas que provocan cansancio, como si nos robaran la energía.

  • Lugares que nos causan desesperación, que nos hacen irnos, estar el menor tiempo que sea posible allí.

  • Si nuestro sueño es pesado, se interrumpe, no descansamos bien.

  • Sentir incomodidad al llegar, no saber de qué hablar con las personas que cohabitan en la casa.

  • Podemos sentir escalofríos “presencias que puede haber en una casa, que se corresponden con energías de otros momentos”.

  • Averías frecuentes, por ejemplo, de aparatos electrónicos.

  • Subidas y bajadas de tensión eléctrica.

  • Ambiente sucio, desorganizado o deteriorado.



Entre las causas de la enfermedad de nuestra casa, esta experta distingue aquéllas que se corresponden con la contaminación (biológica por moho, por plagas de insectos o de ratas, basura acumulada, acústica por tráfico, la conexión wifi continua o por olores).

Las energías ocultas (ubicación cercana a una falla geológica, a corrientes de agua, en cruce de líneas Hartman y Curry e incluso a transformadores y torres de alta tensión) pueden ser motivo de desequilibrio.


El estado del espacio físico (zonas con deterioro o descuido, fugas de agua en una cisterna, obstrucciones en una escalera decorada con macetas, puertas o ventanas atrancadas o caídas, acumulación de objetos en el “cuarto de cachivaches”, desorden y suciedad) puede ser causa de la falta de salud de nuestra casa.


También los objetos disponibles (heredados y por tanto con energía acumulada, regalados, aunque no nos agraden, guardados para otra persona, de segunda mano, estropeados, rotos o que se reparan provisionalmente) pueden ocasionar malestar.

Las energías, tanto las emocionales provenientes de chismes, rumores, enfados, miedos y tristezas dentro y fuera de nuestra casa, como las intangibles (presencias o fantasmas, historias anteriores, pleitos por herencias, si vivió una persona enferma, incluso si falleció en la casa) también pueden enfermar el espacio que habitemos.

“Aunque no lo hagamos conscientemente, al elegir una vivienda lo hacemos porque la situación nos va a dar un mensaje”, dice Marisela Márquez, quien nos invita a descubrirlo, “sacarlo a la luz y liberarlo, ya que así la enfermedad de la casa se convertirá en una oportunidad de crecimiento y evolución personal para quienes la habitamos”.


Segundo paso: ordenar



“La vivienda como espacio físico combinada con el hogar implica acometer las acciones necesarias tales como organizar, limpiar, descartar y acomodar entre quienes cohabitan la casa, lo cual tendrá como efecto directo unas relaciones sanas, pues permite darse cuenta de lo que es relevante”, dice Marisela Márquez.

Propone esta experta que el hecho de recoger el cuarto de juguetes se haga entre padres e hijos, aprovechando para explicarles a estos últimos por qué es importante recoger y ordenar; “se puede saber qué juguetes desechar, compartiendo los criterios acerca de qué hacer con las cosas”, dice Márquez.


“Podemos hacer fotos para mostrar cómo cambia la habitación y de qué manera nos afecta positivamente a todos”; “tomamos así la casa como taller de evolución personal y familiar”.

La sanación pasa, según Márquez, por la suma de todos los recursos, tales como los externos (pintura, fumigación y trabajos que puedan encargarse a un especialista), acciones necesarias (organizar, limpiar, descartar y acomodar), relaciones sanas (a través de la gestión de las emociones) y evolución personal.

Cuáles son los beneficios

La sanación de la casa-hogar promueve diversos beneficios, según la coach Transpersonal Marisela Márquez son los siguientes:


  • Mejora la concentración. Dejamos de llevar las cosas de un lado a otro, sin orden y de forma incompleta.

  • Ayuda al descanso. Ya no nos ocupamos de tareas pendientes.

  • Crea un espacio seguro. La casa está libre de obstáculos y existe una mejor circulación de aire y de luz.

  • Ambiente más higiénico. Limpio y sin acumulación de suciedad.

  • Objetos extraviados. Se pueden recuperar cosas perdidas, algunas de las que nos desharemos y otras que podremos reparar.

  • Se crea un ambiente agradable, que nos invita a vivir, a permanecer allí.

  • Mejoran las relaciones entre las personas que cohabitan en ese espacio, pues deben interactuar para tomar decisiones conjuntas.

  • Con 20 minutos basta. Tener la casa organizada facilita el arreglo diario, al existir una base de orden inicial.

  • Menos estrés. A consecuencia de todo lo anterior, se reduce el nivel de ansiedad y estrés, que son elementos determinantes en el envejecimiento prematuro.


“Nuestras creencias, emociones y heridas de la infancia dan como resultado nuestra propia idea de merecimiento”, dice Marisela Márquez, quien nos propone reflexionar a partir de las siguientes preguntas: ¿para qué me convierto en un contenedor? ¿por qué no merezco tener un espacio propio? ¿qué significan esas vitrinas o estanterías llenas de recuerdos? De esta forma, se puede trabajar el desapego, obteniendo “lo que te mereces, lo que es tuyo y te corresponde para vivir mejor”.



¡Feliz Sanación de Casa! ¡Feliz Coaching!


Y recuerda que…

  • El estado de una casa tiene que ver con las circunstancias internas de las personas que la habitan.

  • El hogar es donde reside el fuego de la familia, la unión de todos los que lo habitan.

  • Averías frecuentes, zonas que nos provocan cansancio, incluso desesperación son síntomas de una casa enferma.

  • Una vivienda-hogar sana implica acciones tales como organizar, limpiar, descartar y acomodar.

  • Al sanar, la casa se convierte en un espacio seguro, limpio, agradable, donde mejoran las relaciones y libre de estrés.

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