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  • Foto del escritorSilvia Resa López

Reírse por dentro y por fuera

Sonrisa, risa y carcajada son expresiones del buen humor, una herramienta de primer orden para elevar la frecuencia y hacernos sentir bienestar. Hay quien la entrena desde dentro, a modo de meditación; otros la emplean para soltar el estrés diario y algunos simplemente la dejan fluir. Desde el Coaching te invito a reír de todas las formas posibles.



“La vida es demasiado importante para tomarla en serio”, decía el inmortal Oscar Wilde, autor de “La importancia de llamarse Ernesto” o “El abanico de lady Windermer”, entre otras inolvidables obras.


Y tenía razón. Este dramaturgo de origen irlandés que tan sólo se asomó al siglo XX, parece que perteneciera a nuestro presente, al proponer el sentido del humor como herramienta de equilibrio emocional.

Esta misma cita es epígrafe en el libro “Reír y vivir”, de Imma Rabasco, actriz y experta en crecimiento personal a través de Living with Choco.

“¿Qué estás haciendo para estar bien? ¿Qué haces para divertirte, para celebrar el hecho de estar vivo?”, pregunta Imma Rabasco; “¿Qué lugar ocupa el sentido del humor en tu vida? ¿Y la risa? ¿Y la sonrisa?”


“Hemos de saber reírnos de nosotros si queremos vivir con alegría, sobre todo cuando más lo necesitemos”, dice esta experta, para quien “todos tenemos la capacidad de reírnos de nosotros mismos, aunque pocas veces somos conscientes de sus beneficios”.

Y es que, al reírnos de lo que nos ocurre, “no solo aceptamos el hecho, sino que lo trascendemos, pues estamos, sencilla y poderosamente, quitando hierro al asunto”, dice la actriz Imma Rabasco, que nos propone convertirnos en una especie de detector de metales, pero con el humor.



“Agudiza tus sentidos y mira la vida buscando algo que merezca una carcajada; móntate historias divertidas con lo que encuentres y, si no ves nada risible, imagínatelas”, propone Rabasco.


Es justo lo que me propongo al redactar estas líneas: reírme. Reconozco que hoy no me resulta fácil, quizá sea porque la semana no ha empezado lo que se dice bien, porque hoy me siento cansada después de hacer ejercicio o la heridita que se me ha hecho en el índice tras cortarme las uñas a ras.

¡Ya está!, acabo de recordar algo, una escena divertidísima y he de parar de escribir, ya que las lágrimas no me dejan ver bien el teclado… ¡jajajajajajaja!



Las claves de la risa


“La risa es como el limpiaparabrisas, nos permite avanzar, aunque no se detenga la lluvia”, dice Imma Rabasco, citando al actor francés Gerard Jugnot; “¿Sabías que los seres humanos producimos, de media, sesenta litros de lágrimas a lo largo de la vida?, ¿te las vas a tragar?; si quieres cultivar la risa y la sonrisa en tu vida, deja que el agua de tus lágrimas las moje, las nutra, pues sin ellas no florecen”, nos propone esta experta, al tiempo que nos ofrece varios tips para entrenar el buen humor:




  • Promueve tu risa. “No reprimas tu risa por nada que te resulte gracioso, aunque estés sola”; “cuando recuerdes algo que te haga gracia, ríete sin dudarlo”

  • Detecta la risa. Como si se tratara de un detector de metales, pero aplicado al humor. Busca y encuentra aquello que te haga sonreír.

  • Crea y recrea. Los expertos recomiendan reírse treinta veces al día. Rabasco nos invita a crear nuestras propias escenas cómicas, a recordarlas o a imaginarlas.

  • Destituye a tu juez interior. Ese personaje que te avisa de la posible vergüenza que vas a pasar en público si emites una fuerte carcajada. Quítale el poder a tu jueza, evita que tome el control.

  • Sin temor al ridículo. “Transforma la acción en reacción y, cuando la situación ridícula llegue, concéntrate en la risa” Te propongo que te centres en el bienestar que te proporciona, sin hacer caso de lo que piensen los demás. La gente favorita seguramente acabará riéndose contigo, contagiada de la alegría que proyectas.

  • Entrena la autorrisa. Si no tienes de qué, ríete de ti misma. Por ejemplo, tras una discusión en la que has expresado tu enfado de forma airada mediante gestos. Imagínate palmoteando y moviendo brazos y rostro exageradamente. Te invito a que pruebes a imaginarte y, a ver qué pasa.

  • Eleva tu frecuencia. “Cuando somos felices, vibramos alto; cuando somos felices, la vida se pone a reír, así que baila, canta, come, lee y mira, pues cuanto más feliz seas, más atraerás la risa y la sonrisa a tu vida”.



Para quienes habéis llegado hasta aquí, comparto el motivo de mis carcajadas de antes. Hace tiempo, volviendo de un viaje a la costa mediterránea, iba de copiloto con una de mis personas favoritas.

Como no hacía excesivo calor, llevábamos las ventanillas del coche abiertas. Llegado un punto, se coló una avispa por una de las mangas de la camiseta del conductor, quien enseguida detuvo el auto a un lado del camino, al tiempo que notaba el escozor de una picadura.


Ni corta ni perezosa, procedí a aplicar una receta de mi abuela para rebajar la hinchazón. Es que ni me lo pensé dos veces. Bajé del coche, cogi un puñado de tierra del arcén, la mezclé con algo de agua que llevábamos para el viaje e hice un emplaste de barro para aplicárselo al habón que crecía en la espalda de mi acompañante.

Pero éste, que se percató de mis intenciones, echó a correr campo a través, sin siquiera decirme que no quería mi remedio.

De pronto, me di cuenta de que, mientras llevaba el emplaste en una mano y la botella de agua en la otra, estaba persiguiendo a mi persona favorita, al tiempo que gritaba su nombre.



A todo esto, él no dejaba de correr como si le persiguiera un tigre. ¡Qué risa! Tuve que parar porque las carcajadas no me dejaban ver por dónde iba.

Volví al coche, que se había quedado abierto, y esperé a que regresara. Cuando entró al auto, nada más mirarlo volvió a entrarme la risa, recordando la persecución. Al parecer, él no estaba dispuesto a que le echara el emplaste, pero lo que a mí me deshizo en carcajadas fue el hecho de darme cuenta de mi propia comicidad.

Aún hoy, años después, no paro de reír. ¡Qué momento tan auténtico, tan divertido! Te propongo que recuerdes tu propio episodio de risa.




¡Felices Carcajadas! ¡Feliz Coaching!


Y recuerda que…

  • “La vida es demasiado importante para tomarla en serio”, decía el escritor Oscar Wilde.

  • ¿Qué estás haciendo para estar bien? ¿Qué haces para divertirte? ¿Qué lugar ocupa el sentido del humor en tu vida?

  • Todos tenemos la capacidad de reírnos de nosotros mismos, solos o en compañía.

  • Cuando somos felices, vibramos alto y la vida se pone a reír.

  • Tu gente favorita seguramente acabará riéndose contigo, contagiada de la alegría que proyectas.

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