Hace unos días escuchaba las declaraciones de un conocido y entrañable chef, Karlos Arguiñano, a propósito de su infancia y adolescencia.
Comentaba que, debido a sus bajas calificaciones en el colegio, casi siempre estaba castigado. También confesaba el dolor que le producía una frase que solían repetirle sus mayores: "tú nunca serás nada".
Esto ocurre en paralelo a la celebración de la tercera edición del Congreso Internacional Montessori, organizado por Miriam Escacena, de "Tu guía Montessori" y en el que diversos expertos en dicho sistema educativo exponen sus tesis al respecto.
Creada por la médico y educadora italiana María Montessori, a caballo entre los siglos XIX y XX , la disciplina educativa que lleva su nombre se basa en principios tales como: "el niño es el constructor del adulto del mañana", que es como decir que "el adulto de hoy es el resultado del niño de ayer"
"Por definición, somos víctimas", dice Pablo Lipnizky, maestro Montessori en la región colombiana de Cundinamarca, donde ha fundado y dirige el colegio Ekirayá, adscrito a tal disciplina; "aunque hemos de hacernos responsables, para lo cual hemos de de ver hacia dónde queremos ir"
"Cuando alguien se equivoca y otro le recrimina que lo hace mal, que no vale, está matando a ese ser humano", dice Lipnizky, que nos recuerda la sabiduría que poseemos cuando somos niños; "los bebés son grandes maestros pues caminan, se caen, lloran, se serenan y vuelven a intentarlo hasta que lo logran" y se pregunta: "¿cómo es que nos quedamos en el victimismo antes de volver a intentarlo?"
La respuesta tiene que ver con lo que hacemos como adultos, que es alejar a nuestro niño interno de su sabiduría natural; "el conocimiento es externo, lo vamos adquiriendo; en cambio la sabiduría se encuentra en el corazón", dice este maestro Montessori; "cuando alguien dice 'yo' lo hace acompañándose de un gesto, como es el de llevar sus manos al corazón; no se las lleva a la cabeza o a la tripa y esto es porque el corazón representa la esencia de lo que somos"
Pablo Lipnizky suscribe las palabras del educador Roger cuando decía: "tú no tienes que cambiar, sólo regresar a quien ya eres"; se trata de un pensamiento que Lipnizky nunca abandona, ya que "cuando alguien no piensa desde el amor, la comprensión o la paz es que olvidó quién es"
¿Qué podemos hacer para regresar a quienes éramos, a nuestra esencia? Según Lipnizky, en origen el ser humano es perfecto, por lo que es mediante la educación como logramos sacar lo mejor de nosotros mismos, volver a nuestra esencia.
Pero el término educar entendido como proveniente del término latino 'educere', que se compone de 'ex' o fuera de y ducere o guiar; "todo se genera dentro de uno mismo, por lo que el proceso transformador supone preguntarse qué es lo que uno quiere para sí mismo y qué es lo que desea aportar a la sociedad"
Sentimiento de logro
"Las personas buscamos en este mundo, por una parte, dar y recibir amor y, por otra, el sentimiento de logro", dice Lipnizky; "es decir, ver de qué es capaz" Esta idea enlaza con una de los mantras o ideas principales del sistema Montessori: "déjame hacerlo por mí mismo"
Es precisamente cuando nos sentimos capaces de conseguir eso que deseamos en la vida cuando creamos nuestros momentos de felicidad.
Un formador Montessori, también los padres, saben cómo lo han hecho desde el punto de vista educativo si los chicos hacen las cosas bien sin que ellos estén presentes. "Cuando ocurre lo contrario, puede crearse una dependencia, por lo que al faltar el padre o la madre, la hija o el hijo saldrán a buscar a alguien que los complete, que los ayude a llevar a cabo aquello que emprendan".
"Todo está relacionado con la educación, mediante la que se puede reforzar la idea de que los niños y jóvenes son capaces de lograr lo que desean", dice Pablo Lipnizky, quien propone que como padres y como maestros "nuestra misión es guiar a nuestros hijos, para que descubran sus sueños mediante su capacidad de logro"
"Tal es la visión del educador o padre: déjame guiarte hacia la realidad que tú eres", dice este maestro Montessori, que propone entrenar a los chicos para superar la frustración, en lo que se ha dado en llamar resiliencia.
A esto añade uno de los pensamientos de María Montessori: "trabajar, trabajar, hasta alcanzar", que complementa con la pregunta ¿cuántas veces?, "hasta que lo logres", responde el propio Lipnizky; "me equivoco, corrijo y aprendo"
Y es que, según este educador, "si quieres lograr cosas en la vida, has de saber lo que debes hacer, en lugar de lo que quieres hacer", en clara referencia a la responsabilidad.
En este sentido, propone: "estudia, pero no para obtener altas calificaciones, sino porque dicha acción te proveerá de las herramientas para construir tus sueños, te ayudará a tomar decisiones y a formar tu pensamiento crítico, esto es, tener conocimiento y a partir de ahí extraer tus propias conclusiones".
"Todos tenemos algo para aportar a la sociedad, no hay mejores ni peores", dice el profesor Pablo Lipnizky; por ello, el deber de la educación consiste en "guiar a los estudiantes para que encuentren sus talentos, permitiéndoles descubrir qué son capaces de hacer por sí mismos"
Ilustraciones: Ágata del Barco
Comments