¿Piensas que pierdes el tiempo? ¿Cómo crees que se te va entre las manos? O quizá eres de los que siente que hace todo lo contrario: ganarlo. Sea como fuere, los cambios horarios, de hora menos, hora más, pueden llegar a alterar nuestros ciclos de actividad y de sueño. Desde el Coaching te formulo la siguiente pregunta: ¿qué puedes hacer para que tu tiempo sea pleno?
¿En qué pierde usted el tiempo? Era la cuestión que se planteaba a los oyentes de un programa de fin de semana en una conocida emisora de radio.
En ordenar armarios, en terminar un libro que no gusta, en salir de compras, ver la televisión, hacer la limpieza del hogar y hasta en hacer la cama (el planteamiento del oyente era básico, ¿para qué hacerla si la voy a deshacer por la noche?)
Aprovecho para decir que no escuché nada relativo a estar en las redes sociales o jugar a las máquinas tragaperras, actividades ambas respetables y lúdicas, al igual que las esgrimidas por los participantes en la encuesta radiofónica.
No obstante, los términos de la propia pregunta orientaban al que respondía, cargando en el significado de “perder” como realidad indiscutible para todos.
Fue entonces cuando se me ocurrió que, quizá en muchas ocasiones, lo que hacemos es ganar, en lugar de perder el tiempo. Tiene que ver, claro está, con una de mis herramientas favoritas en el Coaching, la de los conceptos opuestos.
Y responde a una de las preguntas más poderosas de dicha disciplina, el para qué hacemos, evitamos o nos pasan las cosas.
Ser conscientes del tiempo
Es de sobra conocida la expresión de que el tiempo es relativo. Y personal, añadiría, pues los seres humanos tenemos una percepción muy distinta de lo que es y de cómo corre más lento o más aprisa.
Cuando era preadolescente, recuerdo que una de mis actividades favoritas consistía en pasar algunos ratos haciendo… nada. Al menos en apariencia. A lo largo de los minutos en los que paraba, aprovechaba para mirar por una ventana, salir de mi casa a contemplar la lluvia o ver cómo el viento mecía el ciprés del jardín vecino.
Con el paso de los años, mi entrada en el mundo laboral pareció desestimar mi hábito, si bien, de cuando en cuando, me tomaba un rato para “no hacer”. Mi labor informativa se dirigió hacia el sector económico y financiero; sin embargo, paso a paso me dirigía hacia temas relacionados con el área de recursos humanos.
Conceptos como los de bienestar personal, mindfulness, inteligencia emocional o coaching empezaron a “colarse” entre los temas de mis reportajes. Fue por entonces cuando retomé el hábito de parar, la mayoría de las veces simplemente para respirar hondo.
Descubrí lo que tardaría aún un tiempo en verbalizar: la importancia de ser consciente del tiempo, de mi tiempo. Así que, en lugar de creer que lo perdía, resultó que lo que hacía en realidad era ganarlo. Esto mismo es lo que te propongo, desde el Coaching. Por lo que te invito a tener en cuenta los siguientes tips:
¿Cómo pasas tu tiempo? Te propongo organizar tus horas del día con criterio, pero también con flexibilidad. Permítete disfrutar de cada minuto. Como dice la canción de Joan Manuel Serrat, “Hoy puede ser un gran día”.
¿Qué actividades prefieres realizar? El concepto de deseo está relacionado con un nivel de motivación alto a la hora de alcanzar tus objetivos.
¿Cuál es la sensación que te da el paso del tiempo? ¿Te pasa rápido, o lento? Te propongo que identifiques en qué situaciones se acelera o se ralentiza tu percepción del paso del tiempo. Anota en tu Diario Coaching estas relaciones y extrae tú mismo la conclusión.
¿Crees que pierdes el tiempo? ¿En qué momentos ocurre? ¿Para qué crees que lo haces?
Te propongo que le des la vuelta al concepto de perder el tiempo. Para ello, ten en cuenta alguna de las situaciones en que te ocurre e intenta darle la vuelta, observando qué posibles beneficios ha tenido para ti. Un ejemplo: imagina que has tenido una reunión intensa, de la que sales con la sensación de que no ha sido todo lo eficaz y productiva que debiera. Te propongo ahora que reflexiones a propósito de qué aspectos puedes cambiar, de forma que, la próxima vez logres, o bien mejorar la eficacia del tiempo empleado en reunirte, o bien puedas evitar asistir a tales eventos, optimizando de esta manera tu tiempo.
Desde el Coaching te propongo que, partiendo de la reflexión anterior, entrenes ganar el tiempo. Para ello, toma consciencia de los para qué que están detrás de tus decisiones. Piensa, por ejemplo, en ese momento en el que te acercas al puesto de trabajo de una compañera para invitarle a un café y, simplemente, charlar con ella. Las relaciones con otras personas, aparte de ser biológica y psicológicamente necesarias para nuestra especie, fortalecen los vínculos para formar equipos cohesionados.
¿Qué tiempo manejas? ¿vuelves al pasado? ¿te proyectas al futuro? O quizá vives el presente. ¿Sabes uno de los secretos de la infancia? Te lo cuento: los niños no saben de pasados ni de futuros; para ellos siempre es el ahora; por eso disfrutan con el juego, por eso aprenden deprisa y activan continuamente su plasticidad neuronal, porque se abonan al placer del momento presente.
Todos llevamos a nuestro niño en el interior, aunque hayamos olvidado lo sabio que puede llegar a ser. El tiempo pasado nos conduce a la angustia por lo que no podemos cambiar. El tiempo futuro, a la ansiedad por la incertidumbre de qué pasará. En el tiempo presente es el aquí y ahora, en este preciso momento.
La nueva cultura del tiempo
Conceptos como “Just in time”, “Time to market” o el “Tiempo económico” están relacionados con la llamada optimización de la productividad y de los ciclos de producción, teniendo en cuenta un concepto de tiempo utilitario, por así decirlo.
No obstante, en nuestra cultura cada vez cobra mayor importancia el elemento “slow”, que puede traducirse por despacio. En el mundo del Coaching, el término “Slow Life” tiene que ver no tanto con ir despacio, cuanto adaptar la vida a nuestro propio y personal ritmo vital.
Dejarte fluir, tomarte tu tiempo o dejarlo pasar pueden ser formas de ganar tiempo, pues te permite parar, observar y reflexionar a propósito de cuál será el siguiente paso o decisión.
Se me ocurre que el tiempo de relajación, el tiempo en el que nos detenemos o el que sólo sentimos (porque no tenemos reloj a la vista, ni tampoco pantalla alguna que nos revele la hora oficial) son todos buenos tiempos que nos llevan a valorar aquello que hay de positivo en nuestra vida.
Parar y respirar nos facilitan entrenar el agradecimiento por las cosas pequeñas y grandes que tenemos. Es la suspensión en un tiempo que nos permite ser conscientes de quiénes somos y de cómo mejorar en nuestro día a día.
Como reflexión final, te invito a sumar todos los conceptos y expresiones que se te ocurran relacionados con el tiempo en positivo. Van aquí algunos de mis favoritos: dar tiempo al tiempo, hacer tiempo, fruta del tiempo, al mismo tiempo, tiempo de pasión, tiempo relativo, tiempo simple, a tiempos, acomodarse al tiempo, al mejor tiempo, alzarse el tiempo o el buen tiempo.
¡Felices Tiempos! ¡Feliz Coaching!
Y recuerda que…
¿Crees que ganas o que pierdes el tiempo?
Dejarte fluir, tomarte tu tiempo o dejarlo pasar pueden ser formas de ganar tiempo, pues te permite parar, observar y reflexionar.
Ordenar un armario, ir de compras, hacer la limpieza del hogar o contemplar un paisaje pueden ser formas de ganar tiempo pleno.
¿Crees que pierdes el tiempo? ¿En qué momentos ocurre? ¿Para qué crees que lo haces?
Los niños no saben de pasados ni de futuros; para ellos siempre es el presente; por eso disfrutan y aprenden con el juego.
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