¿Qué me dirías si te contara que existe un árbol transgeneracional que alberga toda la información, mental y emocional, relativa a nuestros antepasados? ¿Te preguntas para qué nos sirve? ¿Sabes lo que definimos como lealtades del clan? ¿Qué pasa si no seguimos la tradición familiar? Desde el Coaching te acompaño en este apasionante proceso
Desde que me alcanza la memoria, mi conducta para con mi tribu ha sido, casi siempre, leal. Sin embargo, al llegar a un cierto punto, algo se rompió. Sentí que algo no marchaba bien en mi vida; era como si fuera otra persona quien la dirigiera.
En ese despertar, me di cuenta de que parecía como si yo no pudiera hacer nada para que dejaran de pasarme cosas con las que yo no conectaba. Deseaba, en cambio, que me ocurrieran otras, ¿qué me estaba pasando?
“Por ser leal, por pertenecer al grupo, se hacen cosas tremendas”, dice Rosario de la Rosa, especialista en Descodificación Biopsicoemocional; “siendo ésta la única manera de no solucionar nada, pues la trampa del sistema se basa en que, si no sigo la tradición familiar, es porque soy desleal”
Para esta experta, que ha participado recientemente en el congreso virtual “Asume tu propósito”, organizado, a su vez, por la coach Marisela Márquez, “esa lealtad al clan no ha de obligarnos a mantener determinados patrones de vida”
Por el contrario, tal y como sostiene De la Rosa, “la vida y el propósito se van abriendo; lo importante es estar atento a las señales que, por estar preocupados y distraídos no vemos, dejando pasar las oportunidades”.
Colgados del árbol
“Como sabemos por las constelaciones familiares, el campo energético tiene todo grabado y por ello somos nuestro árbol”, dice Rosario de la Rosa; “es una proyección de nosotros mismos y, por tanto, no podemos verlo como algo que está fuera, sino impreso en nuestro ADN, en nuestra genética”.
Esta experta nos habla del Árbol Transgeneracional que “en teoría, es similar al genealógico, si bien se fija en otros aspectos tales como los estados mentales y emocionales del ser”. De la Rosa dice que el estudio de dicho árbol busca conocer cómo han vivido esas personas, nuestros antepasados, qué les ha pasado y qué han sufrido a lo largo de sus vidas.
“Esa información nos ayuda, si bien nos condiciona y dificulta, aunque todo ello para alcanzar el propósito de vida, para hacernos con nuestro poder personal”, dice Rosario de la Rosa; “la clave está en hacerse poderoso ya que, si no, los condicionantes del árbol nos dejan atrapados”.
¿Para qué, entonces, hemos de fijarnos en el árbol? Rosario de la Rosa nos responde: “tu alma necesita aprender cosas que están inscritas en él y, al mismo tiempo, el poder personal del que hablamos se logra asumiendo la propia responsabilidad”.
Esto último parte de que nos hagamos las siguientes preguntas: ¿quién soy?, ¿quién quiero ser? y ¿qué deseo hacer en la vida?; “al responder a estas cuestiones, tomo el poder para decirle al árbol que no, que la experiencia traumática es suya, por lo que no me tiene que condicionar”, dice De la Rosa; “si se me presenta, voy a hacerlo lo mejor que pueda, aunque sin creerme culpable de nada”.
Y es que esa culpa puede parecernos como si se heredase: “existe una culpa acumulada por los que han estado antes que yo y no han sabido deshacerse de ella”, dice esta experta en descodificación Biopsicoemocional; “ellos me muestran su verdad, su bloqueo, dónde están atrapados y yo puedo liberarlos y también a mí misma”.
“Aquí me conecto con mi propósito, tenga la forma que tenga, pero que confluye en la idea de ser yo misma y sacar mis mejores virtudes adelante”, dice De la Rosa.
Ovejas negras
En el ámbito de la lealtad a la tribu a veces destaca algún disidente, es decir, alguien que no acata todas las normas y que no sigue los patrones establecidos. Se habla entonces del rebelde, de la oveja negra de la familia.
“Se habla de la lealtad sistémica como si fuera algo espantoso”, dice Rosario de la Rosa; “más si pierdo el miedo a bucear dentro de mí, conocerme y amarme, puedo darle la vuelta a esa lealtad, liberarme y liberar a otros”.
No obstante, para reconvertirla “hay que estar fuerte y convencido, pues sólo así podré sostener sin culpa y sin daño”, dice la experta en descodificación; “ser la oveja negra implica la ruptura de la lealtad, pero porque te atreves a pensar distinto”.
Dice esta experta que el disidente del sistema es, a la vez, el que lo salva “si lo hace bien”; en este sentido, es positivo “atreverse a decir no y ser consecuente con lo que uno piensa, pues ha de ser válido para ti, que te convenza”, dice De la Rosa.
Hay una buena noticia: no todos los personajes del árbol nos afectan por igual, tal y como explica esta terapeuta: “en cada vida decidimos trabajar determinados aspectos de nuestro árbol”; “aunque todos sean importantes, para mí lo son más aquellos que sean mis dobles por fechas, nombre, profesión, enfermedades, destinos o hechos traumáticos”.
Todo ello “son indicadores de a qué lealtades estamos sucumbiendo, cuáles nos están afectando, qué otras limitando y cuáles están dificultando nuestro camino”.
Entonces, “se trata de un toma y daca equitativo, aunque no nos lo parezca”, dice De la Rosa; “así que me pregunto qué es lo que mi alma quiere solucionar y luego observo los condicionantes de mi árbol”.
Como resultado, Rosario de la Rosa nos propone observar que, donde todo florece, es indicativo de que “me debo a la vida, a la prosperidad, a todo lo que pueda darme, sin quedarme anclada en un sentimiento negativo, pues lo puedo transformar”.
Y esta experta nos regala una perla más: “es importante aprender a amarse y ser leal con una misma; esto está conectado con el hecho de que, para amarme yo, requiero conectarme y conocerme y, para amarte a ti, conocer y aceptar la herencia de mis ancestros”.
¡Feliz Árbol Transgeneracional! ¡Feliz Coaching!
Y recuerda que…
El Árbol Transgeneracional recoge las energías de nuestros antepasados y nos indica dónde están atrapados.
Nuestra alma necesita aprender cosas que están inscritas en el árbol.
La lealtad al clan no ha de obligarnos a mantener determinados patrones de vida.
Ser la oveja negra supone quebrar la lealtad familiar, al atreverse a pensar distinto.
La clave está en hacerse poderoso ya que, si no, los condicionantes del árbol nos dejan atrapados.
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