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  • Foto del escritorSilvia Resa López

La ballena jorobada

Entre los seres vivos que poblamos este planeta, los animales tienen un poder simbólico y una representación totémica que nos permiten un mayor autoconocimiento. En la historia que te traigo hoy, una ballena jorobada ha acompañado a María en su periplo emocional por tierras lejanas. Desde el Coaching, te invito a conocer su proceso



Hace unos días, en un programa de televisión que no suelo atender, me atrapó una historia que me resonó. Se desarrollaba en el archipiélago de Maldivas, en aguas del mar Arábigo y del océano Índico.

No se trata de uno de los destinos que elegiría para mis vacaciones, aunque decidí escuchar lo que me contaban. Se da el caso de que, en las mismas fechas, andaba por allí una de mis personas favoritas con quien, por cierto, hace tiempo que no hablo; así que, quizás ha sido la manera de establecer conexión con ella.


María es una madrileña que, cuatro años atrás, decidió romper rutinas y engarces para marcharse a un destino paradisíaco como las islas Maldivas.

El parón de la pandemia la obligó a quedarse recluida entre arenas y aguas cristalinas. Mientras tanto, a casi 9.000 kilómetros de distancia, su querida abuela moría y, un año más tarde, también su madre.

Cuenta María que, en una de esas reuniones virtuales con su familia, uno de sus sobrinos comentó que, de ser un animal, su abuela sería una ballena jorobada.

Días después, María vio cómo uno de tales cetáceos aparecía junto con su ballenato en aguas del Índico. Resulta que las jorobadas viven en los océanos Atlántico, Ártico y Pacífico, así como en el mar de Bering y el área antártica, pero no en el mar Arábigo ni en el océano Índico.



En el reportaje, la madrileña contaba su historia mostrando el hotel que dirige y también su casa; en ambos espacios había un mural de una ballena jorobada con su cría. Aunque no lo expresó directamente, la visita del cetáceo no le dejó a María ninguna duda: su madre pasó por allí para despedirse.


Nutrición y consciencia


Mientras escuchaba a María contar su historia, entre nostálgica y emocionada, recordé que en algunas culturas atribuyen una función espiritual a cada uno de los animales.

La ballena, por ejemplo, simboliza la creatividad, el bienestar, la nutrición y la profundidad emocional; se asocia también a la seguridad, a la consciencia y a la naturaleza.

Según la tradición chamánica, venimos al mundo con unos animales asignados, que actúan como nuestros guías espirituales. Tal parece ser el caso de la ballena jorobada para la madre de María.



“Las almas guiadas por este bello animal son capaces de soportar grandes presiones emocionales y sumergirse en situaciones difíciles que requieren de su buen hacer”, dice Julia Almagro, de Luna Dominante.

“Periódicamente, necesitan desconectar y llenar sus pulmones de libertad, recordar de dónde vienen y quiénes son realmente”, dice esta experta en Astrología; “todos tenemos la capacidad de hacer algo bello, a veces sólo nos hace falta dedicarle el tiempo necesario para descubrirlo”.


Tres corazones


La ballena jorobada debe su nombre a una joroba en su aleta dorsal; en la edad adulta mide entre 13 y 16 metros y su peso oscila entre las 30 y las 50 toneladas.

Pese a lo que pueda parecer a primera vista, este cetáceo muestra sus habilidades acrobáticas saltando al salir a la superficie, lo que les da una apariencia más sociable. Son, además, las más cantarinas de su especie, pudiendo escucharse a una distancia de hasta 160 kilómetros.

Su simbología se expresa mediante sus tres corazones, dos de ellos branquiales, más uno principal con cuatro cavidades y que alcanza los 150 kilos de peso.

Con su gran corazón, su agilidad y su cántico la ballena jorobada representaba para María el animal de poder que la unía a su madre.


Desde el Coaching, te invito ahora a que descubras cuál es tu tótem. Puede ser que te encuentres con ese animal, a pesar de que no sea habitual para ti; puede que lo veas en la naturaleza, en la pantalla o incluso que sueñes con él.

En cualquier caso, te propongo que estés atento a las señales, ya que quizá te indiquen la visita de tu guía espiritual dispuesto a acompañarte cuando más lo necesites.

Para quienes habéis llegado hasta aquí, os cuento acerca de mi tótem, que no es otro que el búho. Desde el principio de los tiempos, estas aves se han asociado a la sabiduría y a la intuición. Es más, se les considera los mensajeros entre el mundo de los vivos y el inframundo.



No obstante, desde hace algunas semanas no paro de ver mariquitas, bien sea porque alguna se cruza en mi ruta mientras hago deporte, bien porque, al abrir un libro, encuentro un marcapáginas con su imagen, o también en la televisión.

Este simpático insecto se asocia a la alegría y a la felicidad; “nos sentimos honrados si se posan sobre nuestra piel; su vuelo llega cargado de promesas que nos devuelven la esperanza y anuncian sueños largamente acariciados que están a punto de cumplirse”, dice Julia Almagro, de Luna Dominante.


A mí me trae el recuerdo de mi abuela gallega, que hace años me enseñó una entrañable rima, la cual reproduzco en su lengua, pues tiene el significado mágico de su animal de poder: “Xoaniña, voa, voa / que che hei dar pan de broa / Xoaniña, voa, voa / vai e tráeme algunha nova / Xoaniña, voa, voa / que teu pai vai en Lisboa”


¡Feliz Encuentro con tu Animal de Poder! ¡Feliz Coaching!



Y recuerda que…

  • Según la tradición chamánica, venimos al mundo con unos animales asignados, que actúan como nuestros guías espirituales.

  • La ballena simboliza la creatividad, el bienestar, la nutrición y la emocionalidad profunda.

  • Con su gran corazón, su agilidad y su cántico la ballena jorobada representaba para María el animal de poder que la unía a su madre.

  • Estate atenta a las señales: si ves a un mismo animal en la televisión, en la naturaleza o sueñas con él, es posible que lo tengas como tótem.

  • La mariquita anuncia sueños largamente acariciados que están a punto de cumplirse.

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