¿Qué es para ti la amistad? ¿Sabes quiénes son tus amigos de verdad, los reales? Y tú ¿qué tal eres como amiga? ¿Sigues teniendo cerca a algunos de tus compañeros de colegio? ¿Trabaste amistades en la universidad con las que aún te sigues relacionando? ¿Crees que una amiga lo es para toda la vida? Desde el Coaching te propongo trabajar dicho valor, manteniéndolo si ya lo tienes y buscándolo y/o afianzándolo si andas escaso de ello
Hay una de las acepciones del término amistad que prefiero: la relativa a la afinidad, a la conexión entre personas o conceptos. Se trata de un valor cuyo significado hace referencia al afecto que compartimos con otros, sin que medie afán crematístico alguno, esto es, de forma desinteresada y perdurable, mediante el trato con otros seres humanos. Incluso existe el término amistar, la acción de reconciliar a los que se han enemistado.
Cuando era adolescente, con quince o dieciséis años, empecé mis estudios en el instituto. Conmigo coincidió María del Mar, a quien ya conocía de haber salido con el mismo grupo anteriormente. Me pareció buena opción como amistad, especialmente si ambas iniciábamos curso en el mismo centro. Íbamos y veníamos juntas al instituto, nos pasábamos apuntes y comentábamos los pormenores de las clases.
Todo fue bien el primer año; sin embargo, durante el siguiente curso noté que su conducta era competitiva y no sólo en cuanto a las calificaciones, sino en aspectos más personales, por ejemplo, cuando algún chico se me acercaba y me pedía salir a tomar algo. No le gustaba que quedáramos con otros compañeros de clase, ni con amigos comunes del lugar en el que vivíamos. En aquellos momentos mi lealtad hacia quien consideraba mi amiga era más fuerte que la que tenía hacia mí misma.
No me percaté del distanciamiento hasta un día, cuando el profesor no acudió a clase y nos quedamos unos pocos en el aula, charlando. Otra de las compañeras, medio en broma, medio en serio, empezó a lanzar ataques contra mí. En principio callé, pues entendía que podía ser una falsa percepción mía; sin embargo, a los pocos minutos María del Mar comenzó a soltarme puyas, esta vez dirigidas claramente hacia mí, favoreciendo la conducta tóxica de Nuria, la otra compañera.
Aquello me hizo daño, pero no me atreví a comentarle nada una vez estuvimos fuera del instituto. Aunque no lo verbalicé en ese momento, fue entonces cuando me di cuenta de lo que era una conducta contraria a la amistad; también supe que María del Mar no era mi amiga: no lo había sido, ni lo sería en el futuro. Así que fui alejándome hasta que su figura desapareció. Cerré una puerta, para poder abrir una nueva ventana.
Requisitos para ser amigos
De aquella experiencia me ha quedado una enseñanza interesante, que aprendo ahora, cuando la comparto contigo, y es que ha sido de adulta cuando he comprendido lo que es la amistad. La contemplo como una forma de amor que, como tal, afecta positivamente a nuestros niveles de bienestar emocional.
Te invito a explorar lo que es para ti la amistad y cuáles son los valores que le atribuyes; por eso desde el Coaching te propongo las siguientes cuestiones:
¿Qué entiendes por amistad? ¿Cómo se concreta para ti y a través de qué valores? (lealtad, fidelidad, sinceridad, aprecio, apoyo, comprensión, compasión)
¿Quién o quiénes son tus amigos más estrechos, más cercanos? (Te propongo que en tu Diario Coaching dividas varias columnas; en la primera, empezando por la izquierda, escribe el nombre de tu amiga o amigo; en la siguiente, desde cuándo sois amigos; en una tercera columna puedes escribir cuál es el valor más potente de esa amistad y en la cuarta, si seguís manteniendo o no la misma y a qué se debe.
Puedes añadir una quinta columna en la que te propongo que le pongas nota a tu amistad con esa persona. Se trata de puntuar la calidad de dicha relación, por ejemplo, de uno a diez, siendo respectivamente los valores de menor y mayor calidad).
¿Has tenido amistades pasajeras? Te invito a reflexionar si ese amigo ha llegado en un momento determinado de tu vida, bien para ayudarte a comprender algo, bien para que tú le acompañaras. Te propongo que lo escribas en tu Diario Coaching (cuándo ha llegado a tu vida, qué te ha aportado, cómo era tu situación previa, cómo contribuyó a tu epifanía y/o a tu bienestar emocional, qué le has aportado tú)
¿Quiénes se han mantenido? ¿Para qué crees que han continuado siendo tus amigas?
¿Tienes algún amigo “reaparecido”? ¿Qué ha sido lo que le hizo marcharse? ¿Para qué crees que ha vuelto? ¿Deseas acogerlo, de nuevo? ¿Qué hay detrás de esa acogida o de ese rechazo?
¿Has deseado ser amigo de una persona que no te ha aceptado como tal? ¿Cuál ha sido tu reacción? ¿Qué puedes hacer al respecto?
¿Qué tal eres como amigo de ti mismo? ¿Qué valores aplicas a esa relación de auto amistad? ¿Cómo vas de auto lealtad, sinceridad, auto compasión, comprensión, fidelidad a ti misma, auto aprecio y auto apoyo? ¿Qué tal tu nivel de exigencia hacia ti?
Para siempre
Te propongo que a la hora de valorar cómo es tu amistad te centres antes en la calidad que en la cantidad, evitando juicios. Se trata de un concepto entendido como perpetuo, aunque protagonizado por diferentes personas a lo largo de nuestra vida.
Es por ello que habrá “amigos intermitentes”, personas que llegarán en un momento concreto y con algún propósito, para luego marcharse y quizá no reaparecer. Te invito a que consideres el peso de tales amistades, cuyo aprecio y cariño te acompañarán para siempre, si es que así lo deseas. Desde el Coaching te propongo que mantengas esa luz, que puede retroalimentarte en situaciones de duda o de pesar.
Elisa y José Ramón han sido dos personas relevantes en mi vida, desde el punto de vista de la amistad. Llegaron en distintos momentos de mi proceso vital y, cada uno a su estilo, me han servido como guías valiosos ante retos difíciles. Se lo agradezco a ambos. Ellos ya lo saben, pues así se lo he expresado. Su amistad me acompaña, aunque ya no seamos “amigos” en el sentido clásico del término, pues nuestro tiempo pasó.
Empezando por mí
Ser amiga de una misma. Que tú seas tu mejor amigo. ¿Qué te parece como reto? Desde el Coaching te propongo que el proceso de la amistad lo reinicies contigo mismo.
Una vez alcanzado tal propósito, te propongo que, si no estás conforme con tu círculo de amigos, si crees que esa persona no se comporta como amiga o si a ti no te apetece serlo de esa pareja con la que no conectas, o de ese vecino que no termina de convencerte, que te crees tu propio patio de amistades.
El concepto de crear tu propia “panda” parte de otro creado por la coach Talane Miedaner, relativo a la renovación de tu familia de origen. Esta experta en coaching relacional propone sustituir al familiar o familiares con los que no existe trato o vínculo positivo por otras personas que cumplan tal función.
En esta línea, lo que te propongo es que sustituyas a tus “amigos no amigos” por otros nuevos, es decir, que establezcas y recrees tu propio círculo de amistades, de manera que te aporten bienestar emocional.
En tu proceso de búsqueda y experimentación de nuevas amistades existe una responsabilidad, también por tu parte. Te invito a que te preguntes qué tal amigo eres, pero esta vez hacia los demás, hacia afuera. Y, dado que es un proceso voluntario, te propongo que mantengas una actitud abierta, pues puede haber personas que rechacen tu solicitud, y decidan no mantener una amistad contigo; ¿estás preparado?
¡Feliz Amistad! ¡Feliz Coaching!
Y recuerda que…
La amistad es un valor relacionado con el afecto que compartimos con otras personas, de forma desinteresada y perdurable
Es de adultos cuando consolidamos e incluso reaprendemos lo que es la amistad, empezando por nosotros mismos
Algunas personas mantienen una amistad intermitente, desapareciendo y reapareciendo en momentos cruciales de nuestras vidas
Te invito a que consideres el valor de tus amigos, cuyo aprecio y cariño te acompañarán para siempre, si es que así lo deseas
Si tu círculo de amistades no te convence, quizá puedas crear uno nuevo, ¿qué tal si elaboras tu lista de candidatos?
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