¿Qué es lo que, de verdad, te encanta hacer? ¿A qué deseas dedicarte? ¿Hacia dónde te guía la vida mediante las señales que vas percibiendo? ¿Qué valor puedes compartir? ¿Qué necesitas para desarrollar esa pasión como profesión? Si eres de las personas que se formula este tipo de preguntas, estás en el camino de descubrir cuál es tu Ikigai, tu propósito de vida. Desde el Coaching, te acompaño:
Tengo una gran noticia para compartir contigo: he descubierto mi Ikigai. Ya sé cuál es mi propósito de vida. Resulta que lo tenía delante, justo ante mí, aunque no era consciente de ello.
Es posible que haya tardado un tiempo en descubrirlo hasta lograr estar preparada para tomar la responsabilidad de tan bello reto.
Sea como fuere, aquí está, conmigo. Hoy mismo, al despertar, mi Pepito Grillo me ha preguntado: ¿lo ves ya? Y claro que lo veía, sobre todo lo sentía.
“Para vivir con salud y plenitud has de encontrar tu Ikigai, tu propósito de vida”, dice Enrique Jurado, fundador de la escuela de Coaching D’Arte Human Business School; “hay muchas maneras de llegar ahí; sin embargo, si llevas a cabo aquello que has venido a hacer y te rodeas de personas que te acompañen, serás feliz, te sentirás apoyado y podrás ayudar a los demás”.
Las claves de tu propósito
“Quienes tenemos las necesidades cubiertas, que tenemos un techo, comida, ropa, trabajo y hasta dinero para divertirnos, ¿qué hacemos con ello?”, dice Jurado, durante la masterclass virtual “Ikigai o propósito”; “¿Cómo nos distraemos de lo que es realmente importante?, pues, por ejemplo, si estamos en un trabajo que no nos gusta, si intentamos taparlo todo consumiendo ansiolíticos o si nos rodeamos de gente que no nos cae bien”.
Para este experto, se trata de prácticas que realizamos para distraernos de nuestra miseria, de la falta de consciencia “algunas personas viven por defecto, para sobrevivir y seguir peleándose contra la propia vida”; “lo cual genera frustración, malestar emocional, psicológico y físico, además de la sensación de una vida sin sentido”.
Si tal es tu situación, ¿cómo puedes pararla? De la mano de Enrique Jurado, te proponemos las siguientes claves para identificar tu Ikigai:
Pregúntate cómo estás de satisfecho con tu vida actual (márcalo en una escala de 0 a 10, donde el primer valor se refiere a un nivel de insatisfacción inexistente y 10 el máximo grado de satisfacción) ¿Deseas elevar ese nivel? ¿hacia qué punto te guía tu vida si atiendes a las señales que te envía? ¿qué valor puedes compartir? ¿cómo dar ese valor a lo que deseas desarrollar? ¿qué necesitas para llevar a cabo esa pasión y convertirla en profesión?
Practica el tercer grado contigo mismo: ¿a qué deseas dedicar tu vida? ¿qué es lo que te encanta hacer? ¿hacia dónde te guía tu vida mediante las señales que te envía? ¿cómo darías valor a lo que te gusta hacer? ¿cuál es el valor que puedes compartir? ¿qué requieres para convertir lo que te apasiona en tu profesión?
Sé honesto contigo mismo, con lo que desees hacer. Recuerda que “es tu vida, son tus normas”.
Basta con que te conectes con aquello que has venido a hacer a este mundo y lo pongas al servicio de los demás.
Focalízate en ser muy bueno en aquello que, genuinamente, te haga vibrar al hacerlo y que vaya a ayudar a otros a dejar un mundo mejor.
Tu responsabilidad más importante es tu propia vida, lograr ser el maestro de tus pensamientos, sentimientos, de tus dichos y hechos.
De piel para adentro el único responsable eres tú; ¿qué haces con lo que te pasa de piel para fuera? El cambio es interno y es preciso que tomes consciencia.
“Vivir tu Ikigai consiste en hacer lo que te apasiona, desarrollando ese talento continuamente”, dice Enrique Jurado; “cuando conoces tu propósito de vida, obtienes felicidad, plenitud, abundancia, salud y amor”.
Si has llegado hasta aquí, te cuento algo más acerca de mi Ikigai. Está relacionado con un concepto casi ancestral, como es el del fuego, el lar, el calor, la lumbre y el amor que une a los seres.
Mi propósito de vida, para lo que estoy aquí y ahora, es para ser una persona hogar. Te explico: son aquéllas que reconfortan, que están ahí para sostener, abrazar y arrullar. Seres con gran fortaleza y sensibilidad, como si fueran magnolias de acero; personas favoritas a las que, como en la canción, siempre se puede regresar.
Es un gran reto para el que me estoy preparando desde este momento (desde el instante en el que he sido consciente de ello, esta misma mañana). Aunque, bien pensado, es algo para lo que llevo entrenando toda mi vida, aunque no fuera del todo consciente de ello.
Es curioso sentir cómo ahora todo encaja: los años de formación en Coaching y Psicología, los trabajos como periodista, las lecturas, jornadas y conferencias, o las señales de las que cada vez era más consciente.
Mi niña interior me lo decía: “ten paciencia, Silvia; pronto todo cobrará sentido; va a ir bien, muy bien”. Así ha sido. Creo que la voy a invitar a un gran batido de fresa y chocolate… ¡se lo merece!
¡Feliz Encuentro con tu Ikigai! ¡Feliz Coaching!
Y recuerda que…
Si deseas identificar tu Ikigai, pregúntate cómo estás de satisfecho con tu vida actual.
¿Qué es lo que te apasiona hacer? ¿cuál es tu talento?
Algunas personas viven por defecto, para sobrevivir, lo que les genera malestar y la sensación de una vida sin sentido.
Conecta con lo que has venido a hacer y ponlo al servicio de los demás.
Cuando conoces tu propósito de vida, obtienes felicidad, plenitud, abundancia, salud y amor.
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