¿Te sientes frágil? ¿Crees que no dispones de fortaleza para alcanzar lo que te propones? ¿Tienes tu sensibilidad a flor de piel? ¿Expresas tus emociones o consideras que son los otros quienes han de darse cuenta? ¿Te parece que antes eras una persona emocionalmente fuerte? ¿Qué supones que ha pasado ahora? ¿Dónde están tus fortalezas emocionales?
“Aunque no lo ves, todo es frágil a mis pies, hay cristal dentro de mí”, dice Aitana, la joven promesa del pop, en una de sus más afamadas composiciones. Fragilidad, cristal, sensación de caída, inestabilidad, desequilibrio, inseguridad y, en definitiva, miedo se agazapan tras estos conmovedores versos cantados.
Creo que casi todos hemos llegado a sentir en parte lo que cuenta Aitana, al menos durante algún momento de nuestras vidas. Son lugares comunes que, sin embargo, requieren de una salida personalizada para cada uno de nosotros.
Desde el Coaching te propongo hacer una revisión de la autoestima. Quererse a una misma; creer en quien se es y en lo que se siente, piensa, dice y se hace; evitar el juicio, a una misma y a los demás; revisar las creencias, transformando aquellas que nos limitan en potenciadoras; generar un ciclo de pensamiento positivo, empezando por el lenguaje y desechando todo aquello que consideremos tóxico para nuestro bienestar emocional y rodearse de gente querida que a su vez nos quiera. ¿Te parece un buen plan de acción?
Una mujer a la que conozco, debido al malestar emocional que sentía, me comentaba hace unos meses que se veía “invisible” y que en muchas ocasiones había deseado convertirse en líquido, para desaparecer escurriéndose entre las ranuras del enlosetado de cualquier suelo.
Poco a poco ha ido comprendiendo qué había detrás de dicha fragilidad: una relación tóxica con su pareja, que decidió romper. Al volver a vivir sola, su emocionalidad ha ido mejorando. Ya no se siente “rota”, ni con “cristales en su interior”, mientras va aprendiendo a aceptarse a sí misma en su propia imagen y con su particular belleza: como una persona menuda y muy delgada.
Es justo ahora cuando empieza a analizar qué había detrás de una autoimagen desdeñada, en parte, con el correspondiente sufrimiento. Ha descubierto algunas de sus fortalezas ocultas, por lo que su proceso de bienestar emocional va “viento en popa”.
Caja de herramientas
Cuando sentimos debilidad, vértigo emocional y cristal en nuestras fibras nerviosas quizá se deba a que las fortalezas interiores permanezcan ocultas. Personas de Alta Sensibilidad o también aquéllas que experimentan fragilidad en su autoestima sienten como si el suelo que pisan se hundiera a cada paso.
Si es éste tu caso, te invito a reflexionar a propósito de tus fortalezas internas. En Coaching entendemos y asumimos que todas las herramientas se encuentran en nuestro interior. Ocurre, a veces, como en las cajas de bricolaje de nuestros hogares: la herramienta que necesitamos aparecerá, si la buscamos. Para ello te propongo unas preguntitas:
¿Cómo sientes tu autoestima? ¿Con qué emociones te identificas en este momento? Te propongo que las apuntes en tu Diario Coaching.
Una vez anotadas, defínelas y averigua qué efectos te producen en tu día a día, en tu relación contigo misma y los demás. Si te es posible, confróntalas.
¿Cuáles son los aspectos más relevantes dentro de esa sensación de fragilidad?
Te invito a que te conviertas en el arqueólogo de tus fortalezas: ¿cuáles son tus fortalezas ocultas? ¿Puedes identificarlas?
¿Para qué están ocultas? ¿Qué hay detrás de esas emociones agazapadas?
Te propongo darles la vuelta y ver cómo pueden convertirse en fortalezas. Para ello, te invito a convertir esas creencias que te limitan en potenciadoras. Puedes empezar con el lenguaje, observando cómo te hablas a ti misma.
Te invito a practicar el narcisismo saludable, a creer en ti, en tu proyecto de vida, a empoderarte, sin por ello pensar que eres más o menos que nadie. Eres tú misma, con tus creencias y valores.
Desde el Coaching te invito a creer en ti, en tus fortalezas; ni tu suelo tiene que ser frágil, ni tu interior quebradizo, ni tus emociones de cristal.
¡Feliz Fortaleza! ¡Feliz Coaching!
Y recuerda que…
En ocasiones nuestras fortalezas están agazapadas, escondidas, esperando que las encontremos en nuestro interior
Te invito a practicar el narcisismo saludable, a creer en ti, en tu proyecto de vida, a empoderarte, sin por ello pensar que eres más o menos que nadie.
Podemos ser los arqueólogos de nuestras fortalezas, explorando dónde se encuentran en nuestro mapa interior
Mantener a salvo la autoestima puede ser el salvoconducto para acceder a nuestra fortaleza emocional
Como en una caja de herramientas, nuestros utensilios emocionales pueden estar en desorden, por lo que quizá nos cueste encontrar la llave más oportuna
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