¿Crees que es real lo que ves? ¿confías plenamente en tus sentidos? ¿sientes que lo que vives está pasando tal cual? ¿sabes para qué ocurre lo que ocurre? Y tú, ¿qué papel crees que juegas en la vida, en tu vida? ¿estás presente o viviendo un sueño? ¿eliges despertar?, en este caso ¿escoges a tu ego o al Espíritu?
En la película Matrix, estrenada a las puertas del milenio, al protagonista Neo se le daba la oportunidad de escoger entre dos píldoras de distinto color y con efectos contrapuestos. Si elegía tomarse la azul optaba por olvidar lo sucedido y continuar en el sueño. Si, en cambio, se decidía por tragarse la roja, lo haría con todas las consecuencias, despertando a una nueva vida. La primera pastilla simboliza al Ego; la segunda, al Espíritu.
Estos días de confinamiento pueden equipararse a los últimos tiempos de siglo y milenio, cuando el temor y la incertidumbre a lo que vendría después quizá activó nuestra comprensión. Entonces como ahora, mientras el ego nos anclaba en nuestras respectivas “zonas de confort”, el Espíritu se ofrecía a acompañarnos en una nueva andadura. Pero ¿para qué escoger? Si, tal y como dice el popular monologuista Goyo Jiménez, mientras mueve la cabeza describiendo una espiral, “comparado con otros, tampoco estoy tan mal”
Bromas aparte, la situación que vivimos ahora nos incita a la acción, de modo que, si no se nos permite ir afuera, podemos elegir el interior, nuestro mundo interno y ¿qué nos encontramos ahí? La figura del Ego, sin ir más lejos.
Todos tenemos ego, partimos de este principio que se fundamenta en que, si no, no seríamos los seres únicos que somos todos y cada uno de nosotros. No es posible prescindir de tal elemento, aunque es cierto que se puede modular, entrenándolo para que en vez de convertirse en algo que nos agreda y nos dificulte la vida sea una herramienta que nos permita relacionarnos más y mejor, también con nosotros mismos, contribuyendo a nuestro bienestar espiritual.
El ego en sí mismo es neutro, no es ni bueno ni malo; es necesario, pues es parte de la estructura de quienes somos, de ahí que no se pueda renegar de él; es como el apartado de luces y sombras: en una ocasión puede mostrarse como luz y en otras como sombra, pero ambos polos se necesitan para coexistir y equilibrar. Esta figura es la que nos muestra la vida desde lo material, desde las ataduras físicas o emocionales que pueden hacernos creer que estamos solos, entendiendo esta soledad como aislamiento, y que valores como los de compartición, confianza, lealtad y unión son sólo utopías, metas inalcanzables.
Se dice que el corazón es el lugar donde reside el alma, pero en lugar de actuar desde ese punto, solemos hacerlo desde nuestra personalidad, también llamada ego. Aunque éste nos identifique con lo terrenal, lejos de desdeñarlo, debemos extraer sus mejores características y ponerlas al servicio del alma. Desde el Coaching te propongo que pruebes a enfocar la vida desde otro ángulo, el del Espíritu. ¿Te apetece acompañarme en este proceso?
Espíritu coach
“Libérate y libera a otros; no les ofrezcas a los demás una imagen de ti mismo falsa, ni tampoco aceptes una imagen similar de ellos”, puede leerse en el libro de Enric Corbera ‘La curación a través de un curso de milagros’; “cuando nos liberamos del miedo a que las cosas que anhelamos no ocurran, cuando comprendemos que lo que deseamos es una posibilidad y nos liberamos del apego a que las cosas sean de una determinada manera, lo normal es que tales expectativas se vean superadas por hechos más amplios y de mayor trascendencia”.
Corbera nos propone entrenar el ego para ofrecer una imagen auténtica ante nosotros y los demás, al tiempo que desprendernos del apego a lo terrenal, sea material o emocional, permitiendo que el alma fluya libremente. Algunas creencias identifican nuestro origen en un ente de luz del que partimos como rayos que, a pesar de ser individuales, están conectados, formando parte de un todo. Ese todo, entendido como el Espíritu, es sinónimo de amor incondicional, sabiduría, compasión, comprensión, alegría y perdón sin juicio.
Cómo entrenarlo
De forma previa al entrenamiento, hay dos aspectos fundamentales que es interesante aclarar:
1. El proceso de elección entre Ego y Espíritu es eso mismo, un proceso, que para cada cual tiene una duración distinta. Te invito a ver la película ‘La Cabaña’, donde se describe precisamente la evolución del protagonista desde su ego hasta el Espíritu.
2. Te invito también a que te sientas libre de aceptar este proceso, el cual no invalida ni pone en entredicho las creencias, religiosas o ideológicas, del signo que sean. Se trata de acompañarte en el despertar, si tú lo quieres.
Si has decidido probar, si te atreves con la ‘píldora roja’, bienvenido a tu entrenamiento, que puedes repetir tantas veces como consideres oportuno. Desde el Coaching te propongo, en primer lugar, que hagas unas cuantas respiraciones profundas, centrándote en cómo el aire entra, pasa por nariz, garganta, pulmones y llega hasta tus entrañas, coge el ‘aire viciado, negro’ y lo expulsa al exhalar.
- Tras varias respiraciones, practica la atención plena. Puedes valerte de alguna actividad automatizada, del tipo limpiar un cristal, ordenar un cajón pequeño o planchar un par de toallas.
- Elige después un lugar en el que puedas estar sola (también vale el baño, sobre todo si sois muchos en casa) Colócate en una postura relajada, pero que permita que estés despierta. Cierra los ojos o dirige tu mirada a algún dibujo o muesca de la pared. Evita juicios, deja que tus pensamientos fluyan, no te quedes con nada.
- Te invito a que ahora pases a tu interior. Mira detenidamente, sin juzgar, qué pensamientos hay, qué emociones los acompañan. Si notas malestar, detente un poco en ese punto. Respira tranquilamente. Confronta ese dolor y, sin juicios, déjalo marchar. Aquí dentro nada es más importante que tu equilibrio, que tu bienestar.
- Sigue un poco más, un poco más adentro. ¿Qué sientes en esta zona abisal de tu alma? ¿Ves una luz? (aunque sea área profunda, la oscuridad no significa que no haya luz) Si te sientes con fortaleza, continúa, incluso aunque no veas luminosidad alguna.
- Vuelve a respirar profundamente. Sabrás cuándo regresar, pues es tu alma quien te guía.
Hazlo si quieres con calma, sin prisas.
- ¿Ya estás de vuelta? Vuelve a respirar profundamente. Te propongo que te levantes lentamente y te invito a que cojas boli y papel y escribas lo que te vaya brotando. Pasadas unas horas, cuando te sientas preparada, relee lo escrito.
- Te invito a que analices el significado de lo que has anotado. Y te propongo que te preguntes:
1. ¿Para qué he puesto en primer lugar este pensamiento, esta emoción? (la que sea)
2. ¿Qué me dice mi ego al respecto? ¿qué me indica?
3. ¿Cómo lo interpreta mi alma? ¿cómo me siento?
Y claro, no podían faltar las cuestiones clásicas del Coaching, una vez que tengas identificado tu proceso:
- ¿Cuál es mi reto?
- ¿Qué impedimentos me surgen desde el ego?
- ¿Cómo lo voy a lograr desde el alma?
¡Feliz Proceso! ¡Feliz Coaching!
Y recuerda que…
- En Matrix (1999) al protagonista Neo le ofrecen escoger entre dos píldoras de distinto color: azul si desea olvidar lo sucedido y continuar en el sueño o roja si desea despertar
- Se dice que el corazón es el lugar donde reside el alma, pero en lugar de actuar desde ese punto, solemos hacerlo desde nuestra personalidad, también llamada ego
- El ego nos identifica con lo material, pero lejos de desdeñarlo debemos extraer sus mejores características y ponerlas al servicio del alma
- Algunas creencias identifican nuestro origen en un ente de luz del que partimos como rayos que, a pesar de ser individuales, están conectados formando parte de un todo
- El Espíritu es sinónimo de amor incondicional, sabiduría, compasión, alegría y perdón sin juicio
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