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  • Foto del escritorSilvia Resa López

Date más espacio

¿Sabes que en la autoobservación y en la conexión contigo misma reside lo que se conoce como autoamor? El autoconocimiento es el primer paso para casi todo y, dado que cada persona es única en cuanto a la propia mirada, te propongo que eches un vistazo a cómo vives tus experiencias, cómo afrontas y gestionas lo que te ocurre. Desde el Coaching te acompaño



Tengo una amiga que en estos momentos pasa por lo que, de forma cariñosa, denominamos un “ataque de supermujer”; lo explico: tiene hijos preadolescentes, un trabajo por cuenta propia, otro por cuenta ajena y un grado de autoexigencia que la convierte en una persona non stop, por lo que anda liada todo el día, sin tiempo para detenerse y pensar un poco en ella.


Una de las últimas veces en las que comimos juntas, su móvil no paraba de pitar e interrumpir lo que representaba un inicio eterno de conversación. Ella me decía, “dime, dime que, aunque no te mire, te estoy escuchando”.

Ni que decir tiene que la sobremesa terminó pronto. Que no atendiera fue algo que no le tuve en cuenta; al contrario, me conmovió de forma empática. Y es que en esos momentos era consciente de que mi amiga Loreto se encontraba desconectada de sí misma, sin darse ni tiempo, ni espacio para saber dónde está.


“Si vivo ciega hacia mí no voy a saber gestionar de una manera positiva”, dice la psicóloga y escritora Laura Chica; “pues no tendré conciencia plena de cómo lo estoy confrontando, ni tampoco de qué puedo modificar para mejorar”.

Preguntarse qué me sirve a mí misma, qué me hace bien y cuáles son las experiencias en positivo forman parte del autoconocimiento, “es el primer paso para todo, sea una dieta, un curso de desarrollo personal o el aprendizaje que sea”, dice Chica.


“Tenemos cosas similares, pero cada cual sigue su ritmo y los impactos son diversos ante un mismo suceso”, dice esta psicóloga, que recientemente ha participado en el congreso virtual “Movimiento Slow, abrazando el cambio”, organizado a su vez por la coach Alicia González.


“Cada persona es única en cuanto a su mirada, en cómo vivimos la experiencia, en cómo afrontamos y gestionamos lo que nos ocurre”.


Conectando conmigo


“Conectar con una misma supone darse su propio espacio para ser”, dice Laura Chica; “lo cual implica soltar todo aquello que parece que se ha de ser, como las expectativas ajenas o los aprendizajes, dándose el espacio para una misma y conectando desde ahí”.

“Es un entrenamiento paulatino, paso a paso, durante el cual me doy cuenta de mi propia conexión, sin máscaras, sin personajes, con el yo de verdad”, dice Laura Chica, quien nos propone la autoobservación, “en vez de poner el foco en el exterior, en busca de la respuesta que requerimos, podemos hacerlo en el interior, preguntándonos qué es lo que requerimos”.



Para esta experta es importante que nos demos cuenta de dónde estamos y si nos vale así o, por el contrario, deseamos movernos y, si es éste el caso, darnos cuenta de dónde queremos estar.


“Independientemente de la edad, llega un momento en el que ocurre algo que nos hace sentir que lo vivido hasta entonces ya no es suficiente”, dice la psicóloga y autora; “aquí es cuando hay que parar para observar qué es lo que está pasando dentro de uno mismo, ya que el maestro está en nuestro interior”.


En silencio


Para ese encuentro con el tú de verdad, “llega un día en el que te percatas que ello conlleva alejarte más de los entornos sociales y estar contigo, en silencio”, dice la experta; “es como te das cuenta de que eres tú, de que estás en ese punto y de que es eso lo que requieres, lo que necesitas y deseas”.




Se trata de darte permiso para tu propia evolución, “dejando a un lado lo que se supone que tienes que ser, para conectarte contigo desde lo que de verdad eres”.

¿Dónde podemos llevar a cabo este proceso?, Laura Chica nos invita a buscar nuestro propio espacio: “cada cual ha de encontrar el lugar que le sugiere esa mirada interior, esa conexión con su yo auténtico”; si bien hay características comunes en tales lugares: “son espacios de creatividad, de naturaleza, en silencio”.


Meditar, leer, hacer deporte, planchar, escribir o dar un paseo son actividades que pueden servir de contexto en el que conectar con uno mismo.

A este alejarse del ruido, sumado al autoconocimiento, corresponde el equilibrio del Ser, “antes me peleaba con el mundo, ahora lo incorporo a mi vida; éste es uno de los grandes beneficios, particularmente si eres capaz de saberlo y de anticiparte, pues resta estrés y sufrimiento”, dice la autora de “365 citas contigo”.


Y nos recuerda que “cuando tengo un pico, me doy tiempo al día siguiente, me lo concedo a mí misma”; “es importante conocerse e identificar lo que una necesita, porque todo está bien, incluso recogerse en la calle si lo prefieres, pues lo importante es el autoconocimiento”.


La magia del autoamor


Laura Chica nos invita a seguir los siguientes pasos en el proceso de autoconocimiento, para aprender a querernos tal cual somos:



  • Autoescucha. “Cuando te escuchas, te encuentras, descubres un nuevo yo, o quizá ése que siempre había estado, pero que no conocías”.

  • Descubrirte. “Escucharte es conocerte, descubrirte, encontrarte contigo”.

  • Dedicarte tiempo. “No conozco una forma más bonita de amarse que dedicarse tiempo, abrirse a uno, encontrarse con una misma en el silencio de las palabras, aquéllas que no nos decimos, pero que están con nosotras.

  • Silencio. “Es precisamente en el silencio donde te escuchas y, a su vez, escucharte es conocerte, aprender a navegar en el mar de tu silencio, descubrir uno a uno los deseos de tu alma”; “es perderte en los rincones de lo que eres y aún no sabes”.

  • Ser quien eres. “Siempre es el momento de ser quien quieres ser y es desde ahí desde donde te invito a vivir”.



¡Feliz Autoescucha! ¡Feliz Coaching!


Y recuerda que…

  • Preguntarme qué me sirve a mí mismo y qué me hace bien forma parte del autoconocimiento.

  • La autoobservación nos permite saber dónde estamos y dónde deseamos estar.

  • Meditar, leer, hacer deporte, planchar, escribir o dar un paseo pueden servirnos de espacios en los que conectar con nosotros mismos.

  • Es en el silencio donde una descubre lo que su alma desea.

  • La verdadera magia surge al conectarse con el ser que de verdad somos.

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