Leer un libro, estar en contacto con la naturaleza, charlar con un amigo, escribir tus pensamientos, aprender algo nuevo, disfrutar de un buen desayuno, deleitarte con un buen vino, empezar a escuchar música clásica, levantarte temprano para ver amanecer… y así hasta cincuenta son las maneras de confrontar el estrés, de sentirse relajado, ¿cuáles son tus favoritas?
Desde el Coaching, te propongo un juego: escribe en tu Diario Coaching cuáles son tus maneras de relajarte favoritas. Te invito a que lo hagas con todo lujo de detalles, ya que de esta forma estarás entrenando lo que se conoce como Mindfulness o atención plena.
Te pongo un ejemplo: si tu forma predilecta de relax consiste en tomar un baño de sales, te propongo que te concentres en el tipo de sales que deseas echar, la temperatura ideal del agua, cómo te vas a recoger el pelo, cuánto tiempo te apetecerá estar sumergida, si aprovecharás para aplicarte algún tratamiento más, qué crema te darás tras el baño y si tomarás una copita de ese vino o esa cerveza artesana tan rica con la que te vas a regalar.
Medio centenar de maneras
Son cincuenta las formas de conseguir el estado de relajación, según el portal www.psicologosperu.com; algunas son tan intuitivas como el hecho de poner música y bailar, escuchar un ejercicio de relajación o leer un libro.
Otras, en cambio, requieren una mirada distinta, como es la propuesta de soltar, dejar ir algo; también el hecho de comer en silencio, e incluso (ésta es una de mis preferidas) mirar un objeto cotidiano con nuevos ojos.
“Hay una reacción adaptativa que se automatiza con la ansiedad y que provoca un recalentamiento del sistema nervioso”, dice Andrea Arcusa, psicóloga experta en Mindfulness, durante la entrevista realizada en el espacio Más allá de la Marca Personal; “es estrés en continuo, por lo cual lo primero es activar el sistema parasimpático, responsable de la reducción de los síntomas físicos asociados al estrés”.
Esta psicóloga recomienda “conectar con uno mismo simplemente observando un bolígrafo y acompañándolo con una respiración por conteo, ya que esta técnica permite una rápida respuesta del organismo”.
Andrea Arcusa nos habla de la denominada “respiración del delfín”, que consiste en tomar aire durante cuatro segundos, retenerlo durante dos segundos y expulsarlo empleando ocho segundos.
La citada experta en Programación Neurolingüística (PNL) propone elaborar listas que incluyan las tareas que tengamos pendiente. El segundo paso es distinguir qué es urgente, porque tenga una fecha de entrega, y qué lo prioritario (alineado con mis objetivos). Evitar distracciones durante el desempeño de nuestra tarea y marcar aquéllas que haya que sacar adelante, sí o sí conforman la estructura de esta acción antiestrés.
Desde el gabinete de Psicólogos Perú nos proponen algunas formas de relajar la tensión y el estrés cotidiano:
• Nuevas acciones. Volar una cometa. Escribir una carta. Empezar un diario. Comprar flores. Apagar aparatos electrónicos. Conducir a un lugar en el que no hayamos estado antes. Pintar con ceras. Dibujar sobre una superficie que no sea de papel.
• Hábitos. Darse un baño. Tomar una siesta. Descansar las piernas en una pared. Cuidar el cuerpo. Poner música y bailar.
• Naturaleza. Ver el mar. Observar las nubes. Mirar las estrellas. Sentarse en la naturaleza. Visitar un parque. Subir a un árbol.
• Actividad física. Caminar por la ciudad. Ir de excursión. Salir a correr. Montar en bicicleta. Hacer estiramientos.
• Respiración. Exhalar un suspiro. Hacer inspiraciones profundas.
• Socializar. Llamar a un amigo. Acariciar a una mascota. Participar en obras sociales.
• Alimentación. Comer en silencio. Tomar bebidas relajantes.
• Cultural. Escuchar música. Leer un libro. Visitar una exposición. Visitar una feria temática. Leer o ver algo divertido. Tocar música. Escribir un poema. Leer poesía.
• Cambiar el enfoque. Aprender algo nuevo. Observar un objeto común con nuevos ojos.
• Atención plena. Encender una vela. Escuchar un ejercicio de relajación. Moverse dos veces más lento. Meditar. Oler un aroma relajante.
• Emocionalidad. Perdonar a alguien. Soltar, dejar ir algo. Agradecer.
Soltar para llegar
“Todos los adultos fueron una vez niños, pero pocos lo recuerdan”, dice Verónica Amor, coach experta en Risoterapia, durante el congreso virtual “Compartiendo Consciencia”, organizado a su vez por la coach Yolanda Martínez.
“La risa natural y espontánea de la niñez se va puliendo, de forma que se convierte en algo degradado por creencias y experiencias”, dice Amor; “entramos en creencias por condicionamiento que nos atan a una estructura de la que no nos podemos mover”.
Esta emocionalidad nos lleva a “desconectar del momento presente y a dejar de disfrutar, perdiéndonos en nuestra propia mente”; lo cual explica que incluso en tiempo de vacaciones el estrés e incluso la ansiedad nos acompañen.
“En los juegos de los niños no existe un para qué”, dice Verónica Amor; “simplemente disfrutan y experimentan; sin embargo, los adultos parece que lo primero que buscamos es un motivo concreto para disfrutar”.
Para esta experta en Risoterapia, “todo está a nuestro alrededor, a la espera de que le prestemos atención”; y nos recomienda “ser espontáneos y hacer lo que nos salga en ese momento, permitiéndonos ser nosotros mismos”.
Esta experta nos propone los talleres de Risoterapia, para los que “no es preciso tener ganas de reír, puesto que la risa surgirá de la complicidad, del experimentar y compartir, ya que es un proceso que no se fuerza, sino que ocurre de manera natural”.
Claro que ello no supone estar alegres todo el día, pues dice Verónica Amor que “para llegar a la alegría, en ocasiones requiero soltar la rabia, lo que implica un proceso”.
¡Feliz Relax! ¡Feliz Coaching!
Y recuerda que…
- A veces basta con observar un objeto cotidiano durante unos segundos para reconectar con nosotros mismos
- Existen diversas técnicas relacionadas con la respiración que permiten que nos relajemos
- Volar una cometa, escribir un diario, hablar con una amiga o tomarse un baño de espuma son acciones que reducen la acción del estrés en el organismo
- En los juegos de los niños no existe un para qué, simplemente disfrutan y experimentan
- Es positivo ser espontáneos y hacer lo que nos salga en ese momento, permitiéndonos ser nosotros mismos
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