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Foto del escritorSilvia Resa López

Perdonar tiene premio

Es posible que hayas oído alguna vez la expresión “perdono, aunque no olvido”. Desde el Coaching hoy te pregunto: ¿Sabes qué es perdonar? ¿Cómo lo haces? ¿Crees que también has de aplicártelo a ti mismo? ¿Conoces los beneficios que obtienes al hacerlo? ¿Sabías que a quien libera es precisamente a quien perdona? 



“¿Te crees a un nivel moralmente superior al de ella porque te ha engañado y tú a ella no?; ¿y piensas castigarla”, ¿vas a dejarla o vas a optar por un camino más duro todavía?”, le dice Tabur a su hijo adulto Darius, personajes ambos de la producción noruega “Noche de San Juan” (2024, dirigida por Per-Clav Sorensen).

“Puedes profundizar en tu interior y ver si eres capaz de perdonar”, sigue Tabur; “a veces hay que saber perdonar para seguir adelante; haz tu elección; tú decides qué tipo de hombre eliges ser”.


“El perdón tiene que ver con el amor”, dice Carolina Iribarnegaray, coach y terapeuta Integral; “está vinculado a la liberación personal, pues nos permite soltar la carga que llevamos dentro”; “en este sentido, poder soltar estas situaciones constituye un estado de consciencia”.


Según esta experta, es preciso “poner en perspectiva lo que nos rodea, comprendiendo que lo que ha ocurrido no ha sido para dañarte, sino para acompañarte en tu crecimiento”; no obstante, entenderlo desde este ángulo “no implica ni la justificación ni tampoco el juicio, si bien posibilita que dejes de verte afectado”.



¿Qué pasa cuando perdonas?


La línea de investigación que vincula el perdón con protocolos científicos data ya de 25 años: fue en 1999 cuando la fundación John Templeton inició una campaña a la que progresivamente han ido sumándose investigadores. 

Uno de los más destacados es Frederic Luskin, cofundador del proyecto Stanford del Perdón, que atribuye a esta actitud el poder de elevar el estado de ánimo y aumentar el optimismo. Por el contrario, negar el perdón está asociado a estados de ansiedad, depresión y, como mínimo, de hostilidad.


Es por esto que, desde una perspectiva psicológica, estos expertos consideran que “el perdón no implica minimizar o justificar el daño causado, ni tampoco la reconciliación con la persona que lo infligió sino que, más bien, es un proceso interno que beneficia principalmente a la persona que perdona”.

¿Cuáles son los beneficios de perdonar?



  • Equilibrio. La hostilidad que se genera cuando no perdonas conlleva efectos fisiológicos tales como la activación de los neuroquímicos del estrés y de la ansiedad (cortisol y adrenalina), el aumento de la tensión arterial y muscular, así como también la frecuencia cardíaca.


Sin embargo, cuando perdonas, regresas a un punto de equilibrio, lo que te procura la bajada de la presión arterial, el descenso del ritmo cardíaco, así como la reabsorción de los neuroquímicos del estrés.


  • Cerebro evolucionado. El perdón activa las zonas más evolucionadas de tu cerebro, aquéllas que se ocupan de solventar problemas y del control de las emociones.

  • Menos reacciones impulsivas. El equilibrio bloquea las reacciones impulsivas motivadas por la rabia, lo que te permite interpretar lo que te ocurre de otra manera, sintiendo empatía por la otra persona y reduciendo el dolor de lo ocurrido.

  • Límites. Al entrenar el perdón aprendes a poner límites desde la empatía y la asertividad.

  • Autoestima en ascenso. El perdón mejora tu estado de ánimo, tus respuestas emocionales y, por tanto, tus relaciones.

  • Alivia el sufrimiento. Si perdonas y aceptas activas un mecanismo que reduce el dolor emocional.

  • En el clan. Se sabe que el perdón actúa como un mecanismo evolutivo de cohesión social que favorece la supervivencia del clan.


¿Cómo hacerlo?


Se habla de un proceso de siete pasos para perdonar, empezando por la identificación del dolor (de dónde viene lo que estás sintiendo), el reconocimiento de las emociones que te hacen sentir ese dolor, dejar ir el pasado, ser empático, perdonar incondicionalmente, agradecer y volver a querer.

Es lo que el coach y comunicador argentino Daniel Colombo resume en el siguiente decálogo:




  • Reflexiona acerca de qué expectativa tuya se rompió por aquel hecho del pasado (el perdón se da sobre hechos que ya pasaron)

  • Piensa cómo estaban tus emociones en aquel momento; lo mismo para las de los demás. 

  • Si es posible, conversa y expresa tu perdón frente a frente. Si no lo es, escribe una carta a esa persona, liberándola del peso que sientes. Luego rompe, quema y deshazte de la carta como acto simbólico de soltar eso que estuvo atascado en ti por un tiempo. 

  • Acepta que eres un ser humano que comete errores. No se trata de justificar, sino de lograr un mayor entendimiento de las situaciones.

  • Recuerda que lo que no perdonas se manifiesta en tu cuerpo físico, mental y emocional. 

  • Haz una lista de personas a las que deseas pedir perdón por tus hechos (no se trata solo de disculpas). Llámales, envíales una carta o un mensaje.

  • Perdónate los juicios que te haces a ti, internamente, derivados de los hechos de los demás. “Sé que es sutil y que requiere entrenamiento”, dice Colombo; “aunque te aseguro que es muy liberador perdonar ese juicio interno con el que te has sentenciado”.


Si has llegado hasta aquí, te dejo con un aforismo atribuido al genial escritor norteamericano Mark Twain, que dice así: “El perdón es la fragancia que derrama la violeta en el talón que la aplastó”.

Pues eso, te propongo entrenar el perdón en todas sus maneras y de todas las formas (ya sabes que tiene premio)


¡Feliz Perdón Consciente! ¡Feliz Coaching!



Y recuerda que…


  • El perdón tiene que ver con el amor y te permite soltar la carga que llevas dentro.

  • La decisión consciente de perdonar no implica la justificación ni del hecho, ni de la persona que causó el dolor.

  • Si perdonas y aceptas activas un mecanismo que reduce tu dolor emocional.

  • Perdónate los juicios que te haces a ti, derivados de los hechos de los demás.

  • Es un proceso interno que beneficia principalmente a la persona que perdona.

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