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Foto del escritorSilvia Resa López

Distinguir sin confundir

¿Es igual preocuparse que ocuparse? ¿Son sinónimos los términos víctima y responsable? ¿Significa lo mismo problema que reto? Son conceptos que en ocasiones mencionamos indistintamente, aunque desde el Coaching te proponemos hacer una distinción, de manera que lo que te plantearás será un reto, del que serás responsable y habrás de ocuparte



“El lenguaje tiene la capacidad de distinguir, por eso es descriptivo”, dice Miriam Ortíz de Zárate, socia directora del Centro de Estudios del Coaching (CEC); “las profesiones nos dan muchas distinciones, a partir del aprendizaje, de los recursos y las herramientas”; “usamos las distinciones como herramientas de aprendizaje, por ejemplo, un niño abre un álbum y al principio todas las personas que aparecen son mamás y papás”.

No obstante, la cultura nos provee de distinciones “que nos llegan de forma automática, por lo que integramos muchas de ellas sin ni siquiera planteárnoslas”, dice la directora del CEC, en referencia a dúos de términos como problema/reto, víctima/responsable o preocuparse/ocuparse.


Desde el Coaching las distinciones lingüísticas se usan para ayudarnos a tomar conciencia de conceptos que igual no están tan claros para nosotros; por ejemplo, el binomio preocuparse/ocuparse; “la preocupación es un estado de ánimo relacionado con el miedo al que, si le busco un matiz, obtengo otro concepto, como es ocuparse, lo que abre una posibilidad nueva para el coachee, quien de pronto puede hacer una distinción”, dice Ortíz de Zárate.



Ponerse en lo mejor


Según esta experta coach, mediante una palabra puedo cambiar mi percepción, ya que lo que hago es contármelo de otra manera, usando distinto lenguaje; de ahí su gran impacto: “los cambios en Coaching los procesamos en la acción; éste es el primer paso, pero con eso hemos de hacer algo y es en el plan del día a día”.

Una de las distinciones principales en el Coaching es la que contrapone los términos víctima/responsable; “en algún momento todos estamos en el lugar o el rol de víctima”, dice Ortíz de Zárate; “de hecho, es la tendencia más natural, pues lo primero es echar balones fuera, ya que preferimos la comodidad de echar la culpa lejos de nosotros, sin cambiar nada”; esto se explica porque “el cerebro quiere nuestra supervivencia, a veces a costa de nuestro bienestar”.

En este juego de las distinciones, mientras la víctima tiene un lenguaje de resignación y no puede hacer nada, hacernos responsables significa contar con la habilidad para responder. Miriam nos propone un ejercicio de distinciones entre víctima/responsable y problema/reto:


  1. Yo tengo el problema de… (enunciar lo que considere como problema)

  2. De cero a cien, ¿cuánto de víctima me siento con respecto a ese problema? (anotar el porcentaje correspondiente)

  3. Transformar el problema: Yo tengo el reto de… (sustituimos el término problema por el de reto)

  4. De cero a cien, ¿cambia el porcentaje del punto 2? (al sustituir el término problema por el de reto)

  5. Decir ambas frases en voz alta, seguidas. Buscar la conexión interna, la sensación que me producen: ¿qué cambia internamente? ¿percibo alguna sensación corporal, cómo lo noto en mi cuerpo?



Aprender a distinguir


“Hay más ansiedad en el no hacer que en el hacer”, dice Miriam Ortíz de Zárate; “y es que la acción hace disminuir e incluso desaparecer la ansiedad”. Dado que las distinciones nos brindan nuevos aprendizajes, la socia directora de CEC nos invita a plantearnos algunas preguntas:


  • ¿Qué responsabilidad tengo en esto?

  • ¿Qué puedo hacer aquí diferente?

  • ¿Qué aprendizaje puedo sacar?

  • ¿Qué gesto pequeño puedo hacer en relación con esta situación?


“Cuanta más responsabilidad esté de mi lado, mayor capacidad de acción tendré; en cualquier caso, aunque sólo tenga el 20% de responsabilidad en un asunto, a ese porcentaje podré aplicarle el 100% de mi responsabilidad”. Y es que “a veces, un pequeño gesto puede tener un gran impacto en nuestra vida”.


El binomio problema/reto es otro de los más usados en el Coaching de las Distinciones; “el término problema habla de miedo y preocupación”, dice Ortíz de Zárate, que apunta un nexo con el dúo víctima/responsable: “interpretar una situación como problema me convierte en víctima, me hace sentir atrapada, pues no puedo hacer nada para solucionarlo”; “es cierto que a veces hay poco que podamos hacer, pero hay ocasiones en las que ponemos nuestros propios frenos”.


Partiendo de tales bloqueos se trabaja en Coaching: “cuando el cliente nos dice que tiene un problema, le preguntamos que cuál es su reto”; “llegue o no llegue el resultado, me centro en el proceso”, dice Miriam Ortíz de Zárate; “de hecho, al descubrir cosas de nosotros mismos, modificamos nuestro objetivo, el cual nos carga de energía, nos motiva, aunque el trabajo es en el aquí y ahora, pues este viaje hay que disfrutarlo, tomando conciencia de los resultados que vayamos obteniendo”.




¡Feliz Distinción! ¡Feliz Coaching!


Y recuerda que…

  • ¿Es igual preocuparse que ocuparse? ¿Son sinónimos los términos víctima y responsable? ¿Significa lo mismo problema que reto?

  • El Coaching de las distinciones te planteará un reto, del que serás responsable y habrás de ocuparte

  • Algunas distinciones nos llegan de forma automática, por lo que las integramos sin ni siquiera planteárnoslo

  • El término preocupación está relacionado con el miedo, el de víctima habla de resignación y problema implica disgusto y dificultad

  • Preguntarnos cuál es nuestra responsabilidad, qué podemos hacer diferente o qué aprendizaje podemos extraer nos sitúa en la acción



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