Casi todos hemos vivido la experiencia de compartir hogar con una mascota; sea perro, gato, ardilla, hurón, guacamayo o pez goldfish, los queremos como parte de la familia, compartimos con ellos juegos, en algunos casos paseos y en muchas ocasiones nuestras penas y alegrías. Hablamos con ellos y confiamos en que nos entiendan, preguntándonos quizá cómo mejorar nuestra comunicación. Desde el Coaching te invito precisamente a ello, a entenderte más y mejor con tu mascota.
Hace tiempo, mi amiga Sandra me comentó una experiencia vivida con su perro Marcus, un Labrador de gran nobleza y vitalidad. Tras conocer a una experta en comunicación interespecies, Sandra supo por ella que Marcus se daba cuenta de cómo eran las relaciones familiares, especialmente cuando cambiaban ante un hecho alegre, motivo de celebración, o todo lo contrario.
Mi amiga adora interactuar con los animales, pues se sabe entendida y querida por ellos ya que, como suele decirse “sólo les falta hablar”. O quizá sea que a nosotros nos falta entender, conocer cómo podemos comunicarnos más y mejor con ellos.
“Somos seres espirituales encarnados en un cuerpo físico, con propósitos específicos de aprendizaje y misiones de vida concretas”, dice la experta Verónica Kenigstein, de la Escuela Internacional de Comunicación Interespecies; “si bien una de las dudas que suelen tener las personas es la manera de comunicarse con claridad y precisión con los animales, para recuperar la armonía en la relación”.
Para esta experta, “todos tenemos derecho a ser escuchados y respetados en nuestras necesidades y sentimientos”, incluyendo en ese adverbio a nuestras queridas mascotas. Kenigstein considera que la base de la comunicación con los animales está en la observación, la meditación y el conocimiento.
Y es a través de la comunicación interespecies como podemos mejorar los tres niveles de experiencia: “la experiencia individual del animal, el nivel de vínculo y la misión espiritual, más los aprendizajes que podemos hacer, gracias a su presencia en nuestras vidas”
Por experiencia individual de la mascota, Kenigstein entiende conocer sus sentimientos, necesidades, preferencias y sensaciones, para mejorar su calidad de vida y la nuestra. El nivel de vinculación hace referencia tanto al propio del animal como al nuestro.
Empatía y telepatía
El lenguaje corporal, las actitudes, las relaciones con otros, su energía y las vocalizaciones son las principales vías de comunicación utilizadas por los animales, según Verónica Kenigstein, quien añade otra más, a partir de las imágenes mentales o telepatía: “los animales leen telepáticamente nuestra energía, nuestra intención, nuestra emocionalidad; no podemos mentirles, pues sienten nuestro miedo, alegría, frustración, rabia y amor”; “ellos pueden recibir nuestras imágenes mentales con claridad, respondiendo sobre todo a la honestidad, la sinceridad y el respeto”.
Este proceso ocurre “con o sin nuestra conciencia, por lo que es mejor reconocer esas imágenes, para encontrar sintonía y coherencia”, dice esta experta, quien considera que la comunicación resultará más eficaz “cuanto más respetemos y validemos las percepciones y decisiones de los animales, cuanto más los integremos a nuestras vidas y les demos su lugar”
Kenigstein propone que los conceptos que recibimos pueden ser imágenes o en forma de sensaciones corporales, “tal y como los animales los perciben”; al mismo tiempo, los mensajes que les transmitamos han de ser claros.
En cualquier caso, el sentido de comunicarse con los animales se apoya en un propósito, en un para qué, que puede variar desde comprender y solucionar un problema de comportamiento de nuestra mascota, hasta conocer su misión en nuestra vida y la nuestra en la suya, pasando por hacer nuevos acuerdos de convivencia, entender sus necesidades o acompañar duelos y procesos de de despedida.
Cómo comunicarnos con ellos
Hace años compartía con un familiar la simpatía y el cariño de su perrita Elda, una mezcla entre Border Collie y chucho común que le otorgaba una viveza e inteligencia asombrosas.
Cada mañana me acompañaba en mi ruta de footing, siendo al final cuando la conexión entre ambas era increíble, pues me hacía saber que ella me acompañaba a mi paso; sin embargo, al finalizar, ella necesitaba gastar su tremenda energía en varios recorridos en forma de elipse, a una gran velocidad. Lo hacía siempre. Como también mirarme cuando la piropeaba o le ponía voces melosas. Esto último le encantaba. Que ¿cómo lo sabía? Simplemente lo intuía, conectábamos, pues ella se hacía entender.
Observación, atención, concreción y sobre todo mucho entrenamiento son elementos básicos para la comunicación con nuestra mascota, tal y como dice Verónica Kenigstein: “silenciar pensamientos, limpiar emociones y sensaciones corporales nos permite estar disponibles para lo que el ser que tenemos enfrente necesite transmitirnos”.
Observación en silencio. Esta coach especialista en comunicación interespecies nos propone las técnicas relacionadas con el Mindfulness o atención plena, así como la consciencia; “mucha paciencia, pues la telepatía y la conciencia acrecentada requieren tiempo y es necesaria la práctica del silencio, la observación y la calma; es la base de todo”
Mensaje claro y atento. Necesitamos la atención de nuestra mascota, por lo que podemos decir su nombre, o también darle un toque ligero en el cuerpo. La información ha de ser clara, precisa. Kenigstein propone tanto la palabra como el silencio consciente: “las palabras en voz alta nos ayudan a nosotros a tener claridad en lo que queremos decir, si bien la comunicación mediante el silencio es muy poderosa, siempre que seamos precisos en el foco de la intención”
Se trata de visualizar, de formarnos una imagen mental de lo que queramos transmitir a nuestra mascota. Tras conseguir su atención, le diremos hola, para asegurarnos de que haya conexión. Por último, imaginaremos algo que interese a nuestra mascota, haciendo coincidir pensamiento y palabras, para enviarle el mensaje.
Recibir respuesta. Aquí es necesario, de nuevo, vaciar nuestra mente, dejándola libre de pensamientos y emociones (similar a cuando nos preparamos para meditar) “Escucha y acepta lo que escuches”, dice Kenigstein; “los pensamientos son instantáneos; confía en lo que recibas y practica hasta mejorar la calidad de la comunicación”
Volviendo a Marcus, este Labrador percibía la preocupación, el miedo, la ira, pero sobre todo el cariño entre los miembros de la familia. Hace unos días, Marcus se ha ido. Aunque el duelo casi no permite a Sandra, Daniel y a su hija Jordana mencionarlo, pronto verán que Marcus les ha dejado un precioso regalo: el amor, asociado al recuerdo de tan bella mascota.
¡Feliz Comunicación! ¡Feliz Coaching!
Y recuerda que…
Queremos a nuestras mascotas, compartimos con ellas gran parte de nuestras vidas
Los animales leen nuestra emocionalidad, por lo que son capaces de sentir nuestro miedo, alegría, frustración, rabia y amor
Observación, atención y sobre todo mucho entrenamiento son necesarios para la comunicación con nuestra mascota
Escucha, acepta lo que escuches, confía en lo que recibas y practica hasta mejorar la calidad de la comunicación
Marcus, velando por su familia
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